El Arzobispo de La Plata y presidente de la Comisión Episcopal de Educación de Argentina, Monseñor Héctor Aguer, pidió "educar para la solidaridad" o "con sentido plenamente cristiano, católico, la educación en la caridad".
En su reflexión semanal en televisión, el Prelado recordó que en las escuelas existe la materia Construcción de Ciudadanía, cuyo primer objetivo es "educar para la ciudadanía o construir ciudadanos".
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Por lo que interpeló: ¿Cómo se puede educar a un ciudadano si no se educa a una persona? ¿Si no se le inculcan a esa persona valores fundamentales como, por ejemplo, sentido de la justicia, del respeto, y el sentido de la solidaridad?"
"Hoy se reclama justicia pero no se advierte que a la justicia le falta algo si no va unida a la solidaridad. Nosotros diríamos si no la complementa y anima el amor al prójimo, la caridad", subrayó.
Tras preguntar "¿quién educa en la solidaridad? y ¿dónde se educa?", sostuvo que "la escuela puede intentar hacerlo, sin duda, y yo creo que en el sistema educativo católico este es uno de los objetivos fundamentales".
"Es éste un aspecto principal de lo que podemos llamar educación para la vida social. La virtud social por excelencia es la justicia, elevada y completada por la solidaridad", agregó.
El prelado platense explicó que "sin duda la escuela puede hacer mucho en este sentido, pero anteriormente, antes de que el chico llegue a la escuela, la familia es la gran educadora; es la familia la que debe educar en la solidaridad. Esta tarea supone una familia consolidada, una familia estable".
"Hoy día hay una situación crítica en muchas familias, que disminuye la potencialidad educadora. Una familia que pueda criar a sus hijos dignamente y pueda orientarlos en los valores fundamentales de la vida; de esto depende el futuro de la ciudadanía… En la familia, los numerosos hermanos se educan a sí mismos, la familia los educa, por cierto, pero ellos se educan a sí mismos en la solidaridad".
Monseñor Aguer indicó que "hay otros factores educativos de importancia, entre ellos el ambiente social, el clima social. También eso es fundamental. Cuando se ven tantos ejemplos de egoísmo, de enriquecimiento desmesurado, tantas diferencias económicas y sociales que se van, incluso, agravando en lugar de estrecharse, todo eso conspira contra una educación en la solidaridad".
"En este campo se juega algo fundamental no sólo para el futuro de la humanidad, sino para la felicidad de la propia persona. No se puede ser feliz pensando exclusivamente en uno mismo o poniéndose a uno mismo por encima de todo, porque el hombre ha sido hecho para amar y ser amado, y en eso consiste la felicidad", concluyó.
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