El Secretario adjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), P. Pedro Mercado, advirtió que los notarios católicos no podrían avalar las uniones homosexuales, como exige una resolución de la Corte Constitucional de Colombia, porque incurrirían en un "grave acto contra Dios", por lo que demandó al Estado reconocer su derecho a la objeción de conciencia.
En julio de 2011, la Corte Constitucional rechazó equiparar las uniones homosexuales con el "matrimonio", pero dio un plazo de dos años para legislar sobre el tema, luego del cual, de no haberse aprobado una ley al respecto en el Congreso, las parejas gay podrían recurrir a un notario para "constituir una familia".
De acuerdo a la sentencia C-577/11 de la Corte Constitucional, "si el 20 de junio del año 2013 no se ha expedido la legislación correspondiente, las parejas del mismo sexo podrán acudir ante notario o juez competente a formalizar y solemnizar un vínculo contractual que les permita constituir una familia, de acuerdo con los alcances que, para entonces, jurídicamente puedan ser atribuidos a ese tipo de unión".
En declaraciones al diario colombiano El Tiempo, el Padre Mercado advirtió que para un notario católico, avalar las uniones homosexuales "sería considerado un grave acto contra Dios y contra la sociedad".
De ese acto, advirtió, aquellos que lo respalden "deberán rendir cuentas quienes no se adecúen a los principios morales establecidos por el Evangelio".
"Los notarios católicos no pueden formalizar las uniones homosexuales, tal como ha sido planteado. Esa consideración es absolutamente irreconciliable con una recta conciencia cristiana", señaló el secretario adjunto de la CEC.
El sacerdote insistió en que el Estado colombiano debe reconocer el derecho a la objeción de conciencia en este caso, pues de otra forma "violaría gravemente los derechos de los notarios, no solo católicos, sino de otras religiones, obligándolos a realizar un acto que para ellos puede ser considerado moralmente ilícito".
Si el Estado no reconociera este derecho a los notarios, advirtió el P. Mercado, "ellos no tendrían más salida que desatender la instrucción de la Corte".
Por su parte, el Secretario General de la CEC, Mons. José Daniel Falla Robles, en un artículo publicado el 2 de mayo, señaló que los cristianos "siempre que sea necesario, deberemos hacer valer nuestra Objeción de Conciencia para manifestar que obedecemos a Dios antes que a los hombres".
"De esta manera mostraremos con nuestra propia vida que, ante la Palabra de Dios, no hay término medio: O nos negamos a seguir nuestros pensamientos vacíos y superficiales, así como nuestras bajas pasiones, para que resplandezca en nosotros la presencia y grandeza de Dios, o nos negamos a seguir a Dios y su Palabra, para quedar a merced de nuestra manera de ver la vida, de nuestras pasiones desordenadas, y vernos privados de las Bendiciones que sólo Él nos puede dar", dijo.
Mons. Falla Robles advirtió que si los actos de los cristianos "no reflejan la voluntad de nuestro Dios, no podemos decir que lo amamos. Somos unos mentirosos".
El Prelado también calificó de "lamentable" ver a colombianos, "principalmente algunos parlamentarios y los miembros de algunos grupos minoritarios, se esfuerzan por querer construir dizque un Estado laicista, es decir, sin tener en cuenta a Dios y mucho menos su Palabra".
Estas personas buscan, indicó, "un Estado permisivista en el que lo que reine no sean los valores y principios que le den solidez, estabilidad y grandeza a la vida y a la convivencia humana, sino donde se pretenda amparar legalmente cualquier gusto, tendencia o interés particular, dando así cabida a un relativismo moral y, por lo mismo, socavando las bases de la sociedad".
Ante esta "corriente mundial que pretende construir un mundo al margen de la Palabra de Dios", dijo el Secretario general de la CEC, quienes creen y aman a Dios "debemos recordar hoy más que nunca que desafortunadamente no todo lo legal (es decir, lo amparado por la ley) es al mismo tiempo moral (en otras palabras, conforme a la voluntad de Dios)".