El Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gómez, resaltó los resultados de la encuesta patrocinada por la Oficina de Política de Migración y Asuntos Públicos de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), donde señala que la mayoría de los católicos en el país apoyan el respeto a los derechos y la dignidad humana en la reforma migratoria.
"Como una iglesia de inmigrantes, los católicos de todos los ámbitos de la vida entienden la experiencia migratoria y aceptan la llamada del Evangelio a acoger al extranjero", expresó el Prelado.
Mons. Gómez animó "a los católicos de todo el país para que contacten a los legisladores que los representan para que apoyen la reforma migratoria humana, lo que ayudaría a nuestros hermanos y hermanas salir de las sombras y convertirse en miembros plenos de derechos en nuestras comunidades", según informó un comunicado de la USCCB el 19 de abril.
Según el estudio, con este apoyo se busca proporcionar un camino para los once millones de inmigrantes indocumentados en el país, que solicitan la ciudadanía, considerando que cerca 80 por ciento de los votantes católicos que apoyan la reforma migratoria, obtuvieron la nacionalidad estadounidense.
"Está claro que los católicos entienden la importancia de este tema", señaló el Arzobispo.
La muestra indica además que el 77 por ciento de los votantes católicos apoyan una propuesta que permita obtener la ciudadanía a través del cumplimiento de requisitos tales como el registro, el pago de una multa y de impuestos, así como tomar clases de inglés.
Entre las principales conclusiones que se obtuvo de la investigación, se observa que el 84 por ciento de los encuestados consideran que para mejorar la seguridad nacional y como condición para poder quedarse permanentemente, los inmigrantes indocumentados deberían registrarse con el gobierno.
En el tema de las deportaciones, el 70 por ciento considera que la aplicación de esta política tiene un impacto social devastador sobre la unidad familiar, y el 75 por ciento señaló que se debería deportar a los criminales violentos y dejar trabajar a aquellos que han llegan con el fin de buscar una mejor calidad de vida.
Por otro lado, el 61 por ciento de encuestados dijo que los inmigrantes eran buenos para la economía y el 69 por ciento está de acuerdo que los Estados Unidos garanticen la seguridad de las fronteras y que se dé un trato humano a todas las personas, incluyendo a los que ingresan ilegalmente.
La investigación también muestra que el 67 por ciento piensa que la Iglesia Católica tiene la obligación moral de ayudar a los necesitados sin excluir a los ilegales.
El 57 por ciento manifestaron que cruzarían la frontera en busca de trabajo para poder alimentar a su familia, y el 70 por ciento de los católicos que asisten a Misa una o más de una vez por semana, consideran este tema extremadamente importante para ellos.
En el año 2003, la USCCB destacó varios objetivos acerca de la política de la reforma migratoria en una carta pastoral titulada "Ya no somos extranjeros: Juntos en el Camino de la Esperanza".
La carta señala que la reforma migratoria debería considerar la protección y mejora del sistema de inmigración basado en la familia, donde incluya reducir los tiempos de reunificación de cónyuges y de padres con sus hijos.
Otro de los objetivos indica que se permita a los trabajadores migrantes con trabajos de oficio menor, ingresar y trabajar en los Estados Unidos de manera legal y segura, incluyendo un salario adecuado y protección laboral y la restauración de las protecciones del debido proceso para los inmigrantes.