Durante la Audiencia General de los miércoles, el Papa Francisco abordó la Ascensión de Cristo a los cielos e invitó a los 50.000 de fieles que asistieron a la Plaza de San Pedro a acudir a Jesús ante las asechanzas del diablo, pues Él es el abogado “que nos defiende siempre”.
“Durante la ascensión Jesús cumple el gesto de la bendición sacerdotal”, recordó el Papa. “Este es un primer punto importante: Jesús es el único y eterno Sacerdote, que con su pasión ha pasado por la muerte y la tumba, resucitó y ascendió a los cielos y está con Dios Padre, intercediendo por siempre en nuestro favor. Como escribe San Juan en su primera carta: Él es nuestro abogado, nuestro defensor ante el Padre”, añadió.
“¡Qué bello es escuchar estas palabras! Cuando a uno lo cita un juez o tiene un pleito, lo primero que hace es buscarse un abogado para que lo defienda; nosotros tenemos uno que nos defiende siempre, nos defiende de las asechanzas del diablo, de nuestros pecados... No tengamos miedo de acudir a pedirle perdón, bendición y misericordia. Nos perdona siempre: es nuestro abogado; nos defiende siempre. ¡No lo olviden nunca!”, expresó.
Cristo, afirmó Francisco, “es como el jefe de un grupo de montañeros, que llegado a la cima, tira de nosotros y nos lleva a Dios. Si le confiamos nuestras vidas; si nos dejamos guiar por Él estamos seguros de estar en buenas manos”.
En ese sentido, explicó que Jesús sabe que “el camino de vuelta a la gloria del Padre pasa por la cruz, por la obediencia al designio divino de amor por la humanidad”, e indicó que “también nosotros hemos de saber que entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, aun a costa de sacrificios y del cambio de nuestros programas".
Durante la catequesis, el Papa dijo que no es raro que luego de la Ascensión, los apóstoles regresaran a Jerusalén “con gran alegría”, pues a los ojos de la fe “entienden que aunque ya no lo vean con los ojos, Jesús permanece con ellos para siempre, no los abandona y en la gloria del Padre, los sostiene, los guía e intercede por ellos”.
Asimismo, explicó que Lucas coloca la Ascensión al comienzo de los Hechos de los Apóstoles, “para subrayar que este evento es como el eslabón que engancha y une la vida terrenal de Jesús con la de la Iglesia”.
Además menciona que dos hombres vestidos de blanco les instan a no quedarse inmóviles allí, sino a nutrir su vida y su testimonio con la certeza de que Jesús volverá de la misma manera en que ascendió al cielo.
“Se trata de una invitación a partir de la contemplación del Señorío de Jesús, para recibir de él la fuerza de dar testimonio del Evangelio en la vida cotidiana: contemplar y actuar. ‘Ora et labora como San Benito enseña: ambas son necesarias en nuestra vida de cristianos”.
Finalmente Francisco reiteró su llamado a confiar en Cristo, el abogado “que nos espera y nos defiende” y que nos guía, “y con nosotros hay muchos hermanos y hermanas que...en la vida familiar y laboral, con sus problemas y dificultades, sus alegrías y esperanzas viven la fe día a día y llevan, con nosotros, al mundo del señorío del amor de Dios, en Cristo resucitado, ascendido al cielo, abogado nuestro”.
Al final de la audiencia, el Papa saludó a los obispos de Inglaterra y Gales y a los peregrinos polacos del santuario de San Andrés Bobola de Varsovia venidos a Roma en el 75 aniversario de la canonización del santo, uno de los patrones de Polonia, que fue sacerdote jesuita y mártir. “Ha dado la vida por la fe, la reconciliación de los hermanos y la unidad de la Iglesia. Que su intercesión ante Dios obtenga a la Iglesia el don de la unidad y la paz”, exclamó el Santo Padre.