El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, "está al tanto" del juicio contra el asesino de recién nacidos y dueño de una clínica abortista en Filadelfia, Kermit Gosnell, pero "no toma y no puede tomar una posición sobre un juicio en curso".
En declaraciones a la prensa, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, admitió que "ciertamente, las cosas que escuchas y lees sobre este caso son perturbadoras, pero no puedo comentar más sobre un proceso legal en marcha".
Al ser consultado sobre si el caso de Gosnell ocasionaría alguna reforma legislativa, Carney evitó comentar pero indicó que "la posición del presidente sobre elección es muy clara", sobre que "los abortos deben ser seguros, legales y escasos".
Gosnell está acusado de siete cargos de asesinato en primer grado por la muerte de los niños que habrían sido asesinados tras sobrevivir a abortos, en su clínica de Filadelfia.
El médico abortista también enfrenta un cargo de asesinato en tercer grado por la muerte en 2009 de una mujer de Virginia, que falleció luego de que sus empleados de la clínica le administraran una sobredosis de un medicamento.
Según se reveló en el juicio, los bebés nacieron vivos, en el sexto, séptimo y octavo mes de embarazo, pero fueron asesinados cortándoles con una tijera la médula espinal.
Al rendir testimonio durante el juicio, el ex empleado de la clínica abortista de Gosnell, Stephen Massof, admitió haber visto a unos 100 bebés nacer vivos.
Massof indicó que los trabajadores de la clínica cortaron la parte posterior del cuello de los bebés para asegurar su "desaparición".
El ex trabajador le dijo al jurado que el procedimiento era "literalmente una decapitación" para separar "el cerebro del cuerpo".
Según el reporte del Gran Jurado, "este caso es sobre un médico que mató bebés y puso en peligro a mujeres".
"A lo que nos referimos es que él regularmente e ilegalmente asistió al parto de bebés vivos y viables en el tercer trimestre de embarazo – y luego asesinó a estos recién nacidos cortando sus médulas espinales con tijeras", se lee en el documento judicial.
"Durante los años, muchas personas llegaron a saber que algo estaba pasando aquí (en la clínica de Gosnell). Pero nadie puso un freno a esto", asegura el Gran Jurado.
En Estados Unidos se legalizó el aborto en 1973. La clínica de Gosnell recibió permiso de las autoridades en 1979, y funcionó sin sanciones del gobierno desde entonces.