El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, recordó que la alegría de la Pascua es saber que el amor de Dios es más fuerte que la muerte y afirmó que su poder no se muestra con "abrumadores espectáculos", sino con la humildad.
En su última columna publicada en ACI Prensa, el Prelado explicó que "la Pascua nos recuerda que la salvación cristiana es tanto universal como personal".
"Jesús vino para salvar al mundo entero. Pero veamos bien cómo lo hizo. Él vino a este mundo en medio de la noche y desapercibido, como un pequeño bebe. De la misma manera, la resurrección ocurrió en medio de la noche -y de nuevo, no había nadie allí para verlo. Los Evangelios no describen a la salvación en eventos transcendentales, o en abrumadores espectáculos de poder. El poder de Dios es el poder de la humildad", afirmó.
En su artículo, el Arzobispo de Los Ángeles también se refirió a la tradición cristiana que habla del encuentro de Jesús con su madre después de la Resurrección.
"En los Evangelios no hay ninguna mención sobre este encuentro entre Jesús y María después de la resurrección. Pero a veces la piedad popular se inicia donde la Escrituras no dicen nada. Y muchos Santos y místicos han reflexionado sobre este encuentro a través de los siglos", explicó.
"¡Es hermoso reflexionar sobre la alegría que María debe haber sentido por tener a Su hijo de vuelta! Yo también me pregunto qué habrá sentido Jesús en ese momento", expresó.
Mons. Gómez se preguntó si al abrazar a su Madre, Jesús habrá recordado a la viuda con la que se encontró una vez en el pueblo de Naím. "¿Habrá pensado que la situación de María era muy parecida a esa: que María también era una viuda llorando la muerte de su único hijo?".
Recordó que "en Naím, Jesús tocó el ataúd del niño muerto, quien se incorporó y comenzó a hablar", para después entregárselo a su madre.
"En aquella primera mañana de Pascua, Jesús estaba entregándose a sí mismo a Su Madre. ¡Esta es la alegría de la Pascua! ¡Esta es la alegría de saber que Jesús nos va a 'entregar' a todos lo que podemos haber sufrido y perdido en esta vida. Cristo ha resucitado y nosotros resucitaremos con Él!", aseguró.
El Prelado recordó los dramas que enfrentan las personas en la vida cotidiana y aseguró que "nuestras vidas no son diferentes. Jesús también viene a traernos la salvación en la realidad de nuestra vida diaria - en medio de nuestras preocupaciones y sufrimientos; en nuestras luchas y contratiempos; en las pruebas que enfrentamos en nuestras vidas".
"La promesa de la Pascua es que si creemos en Él, si confiamos en Su Palabra y permanecemos cerca de Él, Jesús limpiará toda lágrima. En su misericordia, Él sanará nuestra tristeza, nuestro miedo, y eliminará la incertidumbre sobre el futuro. Tengamos confianza en Él. En su resurrección, toda nuestra vida será resucitada", aseguró.
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