El jueves 21 de marzo, el Papa Francisco recibió en el Vaticano al Rector Mayor de los Salesianos, Padre Pascual Chávez, y su Vicario, Padre Adriano Bregolin, en un encuentro marcado por una gran familiaridad.
"Fue una reunión breve: 15 minutos, pero de gran intensidad, donde hemos entregado al Santo Padre la carta que había escrito con motivo de la inauguración de su pontificado y la estatua de María Auxiliadora, quien de inmediato besó", dijo el Rector Mayor según señala la nota de prensa de los salesianos.
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"Todo lo que hemos visto y vivido desde su primera presentación en la Plaza de San Pedro, la noche inolvidable de su elección, lo hemos revivido y experimentado en primera mano esta noche: su atrayente simpatía, la gran sencillez, la cordialidad y la capacidad de escucha y de relación. Me reconoció y el abrazo con el que me recibió me hizo sentir su gran paternidad", dijo el sacerdote.
"Me preguntó por mi salud, porque él sabía que yo no estaba bien. También pidió información sobre el final de mi mandato como Rector Mayor. Le dije que, gracias a Dios, había recuperado la salud hasta el punto de ser capaz de continuar mi servicio y que en un año habré terminado mi mandato como Superior".
El Padre Chávez dijo que también conversaron sobre el pasado del Papa como estudiante del Colegio Salesiano de Ramos Mejía; y su devoción a María Auxiliadora, que expresaba asistiendo a su santuario, en Almagro, cada 24 del mes para celebrar la Eucaristía: "él (Francisco) recordó que en ese santuario fue bautizado, por un salesiano, don Enrico Pozzoli; y también hablamos de su afiliación al Club de Fútbol San Lorenzo, del cual conserva el primer carnet deportivo".
Los salesianos aprovecharon para invitar al Papa a Turín en 2015, en la fiesta de María Auxiliadora, cuando se celebren los 200 años del nacimiento de Don Bosco. El Papa respondió: "¿por qué no?".
En marzo de 2008, en una Misa que el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio y ahora Papa Francisco celebró en la Basílica de María Auxiliadora en el barrio de Almagro, hizo una exhortación a los jóvenes para que salieran del "encierro parroquial" para anunciar a Jesucristo en las calles de la ciudad porque hay chicos que "no saben persignarse o no conocen a Jesús o no saben rezar".
En aquella oportunidad y luego de recordar que en ese templo, cuando era joven, solía confesarse, el entonces Arzobispo de Buenos Aires pidió a María Auxiliadora que ayude a los cristianos de Buenos Aires "a tocar timbres, a poner la cara y a que le diga a Jesús que nos pegue un grito, para anunciar a Jesucristo".