El Papa Francisco hizo una visita privada a la Basílica de Santa María la Mayor esta mañana y rezó durante una media hora ante el altar de la Madre de Dios, como dijo que haría ayer por la noche a la multitud que lo recibió en la Plaza de San Pedro.
El Santo Padre, que era hasta ahora Arzobispo de Buenos Aires (Argentina), ingresó a la Basílica alrededor de las 8:00 a.m. por una puerta lateral, acompañado del Prefecto de la Casa Pontificia, el Arzobispo Georg Gänswein y el Padre Leonardo Sapienza.
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El Papa dejó una pequeña ofrenda floral que él mismo portó hasta el altar de la Salus Populi Romana, la advocación de la Virgen María que está en esta Basílica.
También estuvo presente el Arcipreste de la Basílica, el Cardenal español Santos Abril y Castelló, quien dijo a Radio Vaticana que "conozco bien al que fue hasta ahora Arzobispo de Buenos Aires, de cuando fui nuncio allá (Argentina) y sé de su profunda devoción a la Virgen, pero no creía que la visita sería tan inmediata".
El Cardenal dijo que cuando recién lo vio esta mañana le preguntó si había podido dormir bien, a lo que el Pontífice contestó: "sí bastante bien, a medias, pero muy bien". "Ciertamente –prosiguió el Purpurado español– (el Papa) estaba muy sereno, muy tranquilo. No solo se aprecia que es sereno sino que logra transmitirlo".
El Papa Francisco, continuó, "está muy convencido de la fuera del Señor, de la ayuda que el Señor dará, de la protección de la Virgen y la oración de tantísimas personas que en el mundo han rezado y que seguirá rezando por él. Ciertamente esto da la serenidad, la gracia y la fuerza para comenzar este pontificado".