En la historia reciente de la Iglesia solo ha habido un caso en que la "fumata blanca" que señala la elección del nuevo Pontífice se haya producido durante el primer día del Cónclave. El Cardenal italiano Eugenio Pacelli obtuvo el 2 de marzo de 1939 la mayoría necesaria para su elección en la tercera ronda de votaciones del mismo día en que se inició.
La diferencia es que en el Cónclave que arranca este martes para elegir al sucesor de Benedicto XVI solo realizará una votación durante esta primera jornada. Por ello, se espera una "fumata negra" en torno a las 20:00 horas (de Roma).
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Un profesor de Historia de la Iglesia Contemporánea de la Universidad de Navarra, ha explicado en declaraciones a Europa Press que "sería algo extraordinario" que en este cónclave salga elegido un nuevo Papa en el primer día de votaciones.
En este sentido, ha señalado que el día que se eligió a Pío XII había previstas cuatro rondas de votaciones (aunque en la tercera ya se obtuvo una mayoría) mientras que este martes solo habrá una ronda.
Por otra parte, recuerda que para que un cardenal salga elegido como nuevo Pontífice es necesario que reúna un total de 77 votos de otros cardenales (dos tercios del total) y añade que "también es bueno que el que vaya a ser elegido tenga tiempo a prepararse a medida que avanzan las votaciones".
Papa italiano o extranjero
Asimismo, José Carlos Martín de la Hoz, miembro de la Academia de Historia Eclesiástica, ha asegurado que no sería extraño que el Papa que resulte elegido de este cónclave (por tercera vez consecutiva) no sea italiano.
De hecho, señala que ha habido "periodos de la Iglesia en que no hubo ningún italiano en el pontificado sino que eran alemanes o franceses". Cuando la sede pontificia estuvo situada en Aviñón, por ejemplo, hubo una serie de siete Papas franceses seguidos que duró 73 años.
En este sentido, ha explicado también que hubo una época larga en que los cardenales iban por países y acudían muchas veces a los cónclaves con instrucciones de su rey.
"La gran ventaja es que en estos últimos dos siglos han desaparecido las influencias políticas sobre los cardenales, y ya no se busca un jefe de Estado sino una persona capaz de gobernar a la Iglesia en todo el mundo", según ha indicado.
De hecho, ha asegurado que el discurso de si deben ser italianos o no "es un discurso del pasado y ya está superado" y ha subrayado que ya no hay intereses económicos ni políticos en la elección del nuevo Pontífice. "Los propios cardenales italianos no forman un bloque", ha asegurado.