El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, instó a los fieles a seguir el llamado de Cristo de perdonar al prójimo y no juzgar fácilmente los pecados de los demás, pues Dios es el único juez.
"Vamos a acercar a más personas a Jesús a través de nuestra misericordia y perdón, que a través de nuestros juicios críticos – independientemente de cuánta razón tengamos o de que tan equivocada la otra persona esté", expresó el Prelado en su último mensaje enviado a ACI Prensa.
Mons. Gómez explicó que "perdonar es hacer un acto de fe. Cuando perdonamos, no estamos olvidando o disculpando los pecados del pasado. Con nuestro perdón estamos diciendo que creemos que Dios es el único juez".
En ese sentido, señaló que "nuestra tarea como cristianos es no juzgar. Jesús dijo: No juzguen y no serán juzgados. Él nos llama a perdonar al pecador y a reparar el daño causados por su pecado. Estamos llamados a llevar a los pecadores a Dios, a corregir los errores que han cometido y a sanar las heridas y divisiones que han causado".
El Arzobispo de Los Ángeles recordó que todos los días las personas piden a Dios el perdón a través del Padrenuestro, así "como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". "Pero ¡qué difícil es vivir según estas palabras! Se nos hace demasiado fácil caer en juicios críticos de los demás", expresó.
El Prelado indicó que las injusticias que ocurren ahora y que merecen crítica también sucedían en el tiempo de Jesús. "Pero Él vino a enseñarnos un modo diferente de vivir. Y se hace urgente en nuestros días que nos esforcemos más para vivir según Jesucristo", señaló.
En ese sentido, Mons. Gómez exhortó a los fieles a no caer en la trampa de la cultura del reclamo y la "cólera supuestamente justificada (…). Nuestra cultura se ha convertido en una cultura de 'no-perdón'".
"Nuestra fe cristiana debería hacernos diferentes. Tenemos que tratar vivir realmente el perdón, la misericordia y la paz. La misericordia y el perdón de Dios son el mensaje esencial del Evangelio", señaló.
"La Cuaresma es un tiempo para que seamos honestos con nosotros mismos. Es fácil ver los defectos de los demás. Pero también es muy fácil olvidar como defraudamos a Dios tantas veces con nuestra falta de amor y con nuestras infidelidades", añadió.
El Arzobispo recordó que "todos somos pecadores" y "necesitamos de la misericordia de Dios. Esta es la belleza del Sacramento de la Reconciliación: es la escuela del amor de Dios, donde experimentamos su misericordia, la misma misericordia que Él quiere que tengamos hacia los demás".
"Pidamos a nuestra Santísima Madre María, Madre de la Misericordia y Refugio de los Pecadores, que nos ayude a ser personas que vivan el perdón, que construyan una sociedad de amor misericordioso y de justicia", concluyó.