El Arzobispo de Caracas y Primado de Venezuela, Cardenal Jorge Urosa, alentó hoy a sus compatriotas a trabajar por un país unido y en paz, al tiempo que elevó oraciones al Señor por el alma del presidente Hugo Chávez, en la Misa de exequias que presidió en Roma por el eterno descanso del mandatario.
En la homilía de la Misa que se inició a las 7:30 p.m. (hora local), el Cardenal Urosa recordó que "Cristo es la resurrección y la vida. Reafirmemos en este momento nuestra fe en Jesucristo resucitado, y oremos con confianza en Dios, inmensamente misericordioso por el eterno descanso del alma del presidente Hugo Rafael Chávez Frías".
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"En mi condición de obispo de la Iglesia de Dios, los invito a orar para que el Señor le conceda el eterno descanso y lo lleve a gozar de la eterna gloria eterna".
En la iglesia Santa María ai Monti, que le corresponde como Cardenal, el Purpurado hizo un llamado a rezar por "nuestra querida patria, Venezuela, para que podamos todos vivir fraternalmente miembros de un solo pueblos, y para que podamos resolver nuestros conflictos en paz. Oremos también para que el Señor nos conceda pronto un nuevo romano Pontífice sucesor de Pedro, según el corazón de Dios".
El Arzobispo de Caracas también recordó que en diversos momentos difíciles, los obispos asistieron directamente a Hugo Chávez: "es bueno recordar que en momentos difíciles de su existencia, cuando en 1992, estuvo preso en el cuartel San Carlos y luego en los sucesos de abril de 2002, varios obispos venezolanos estuvieron cerca de él para protegerlo y ayudarlo".
"Como ya hemos afirmado en nuestro comunicado de Caracas fechado con el mismo día de la muerte del presidente Chávez, y en el de la Conferencia Episcopal Venezolana con la misma fecha, manifestamos nuestras sinceras condolencias a sus padres, hermanos, hijos y demás familiares, a los poderes públicos y a sus amigos y seguidores", continuó.
El Cardenal Urosa, luego de leer un pasaje del Evangelio de San Juan, afirmó que "la muerte mis queridos hermanos es parte integrante de la existencia humana, con todas sus carga trágica y dolorosa. Lo sabemos, es consecuencia del pecado original".
"Pues bien, Cristo vino al mundo precisamente para vencer no solo al mal, al pecado y al demonio, sino también a la muerte, y lo hizo muriendo, ofreciéndose a Dios por nosotros en la Cruz, para destruir a esa pesada carga que perturba a la humanidad y para convertir a la muerte en el paso hacia la eternidad feliz".
Por eso, prosiguió, "aunque la muerte es dolorosa, aunque la muerte nos duele a todos nosotros, no es algo definitivo (…) Tenemos un alma inmortal y estamos llamados a vivir para siempre. Estamos llamados a resucitar gloriosamente al final de la historia".
El Purpurado hizo votos luego para que en este camino "nos ayude la maternal protección de nuestra Madre amorosa María Santísima, la Virgen de Coromoto, Madre de la Iglesia y patrona de Venezuela. Amén".
Al final de la Eucaristía que fue concelebrada por Mons. Octavio Ruiz, Secretario del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, un visiblemente emocionado Cardenal Urosa y la comunidad venezolana cantaron ante la pequeña imagen de la Patrona de Venezuela, la Virgen de Coromoto.