El Obispo de Terrassa (España) y presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, Mons. Josep Àngel Sáiz Meneses, ha afirmado que la decisión de ser sacerdote, es decir, de consagrar la vida a Dios en pobreza, celibato y obediencia, es "algo tan fuerte, tan grande, que compromete toda la existencia de una manera" que "no puede ser un refugio para quienes no encuentran trabajo".
Así, ha subrayado que el aumento de las vocaciones sacerdotales –en el último curso aumentó un 2,3 por ciento el número de seminaristas en España– no tiene "ninguna correlación" con el aumento del paro en el país porque, según ha remarcado, ser sacerdote "no es un trabajo más".
En el vídeo lanzado por la CEE en 2012 con motivo de la campaña por el Día del Seminario, un sacerdote apuntaba: "No te prometo un gran sueldo, te prometo un trabajo fijo".
Mons. Saiz Meneses ha admitido que esa frase "llamó la atención" pero ha señalado que conoce de cerca los seminarios de Cataluña y bastante los de España y "no hay ninguna relación" entre un dato y el otro porque el sacerdocio es algo que implica mucho más que un trabajo.
En cuanto al aumento del número de vocaciones al sacerdocio, ha precisado que es "un pequeño incremento" pero que se puede llegar a la conclusión de que se ha producido "una estabilización" y "un proceso al alza de crecimiento".
Así, ha apuntado que el curso 2012-2013 es el primero de los últimos años en que se ha producido un crecimiento tanto en el número de seminaristas como en el de ordenaciones --que han aumentado un 9 por ciento--. Estos datos contrastan, según ha indicado, con la bajada continua que se produjo desde 2001 hasta 2009.
Mons. Sáiz Meneses ha indicado que este crecimiento es consecuencia de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011 así como del trabajo de la pastoral vocacional en las distintas diócesis. Según ha precisado, la JMJ es "un momento propicio" para que los jóvenes se planteen las preguntas existenciales a la luz de la fe así como unos días "de gran intensidad".
Por ello, ha asegurado que ha traído no solo un incremento de las vocaciones sacerdotales sino también a la vida consagrada y al matrimonio y ha añadido que seguirá creciendo pues el efecto de esa experiencia profunda en la JMJ no es inmediato sino que "durará años".
En cualquier caso, ha explicado que, aunque la Iglesia pasara por muchos momentos de escasez vocacional, es Dios quien llama y los sacerdotes y obispos son "meros colaboradores" que deben ayudar a descubrir esa llamada de forma que la falta de vocaciones no sea producto de su "impericia o desidia".
Además, ha señalado que no vendrían mal "unos cuantos seminaristas más" en algunas diócesis pero ha precisado que tienen la certeza de que "no faltarán obreros en la mies".