El sacerdote peruano P. Jorge Olaechea, que tuvo la gracia de recibir personalmente una bendición del Beato Juan Pablo II, recordó este episodio y recordó también cómo ha marcado su vida la experiencia de acompañar, en el altar y siendo diácono, en la primera Misa de Domingo de Ramos del Papa Benedicto XVI.
En una entrevista concedida el 19 de febrero al programa de radio Más que Noticias de EWTN en español y producido por ACI Prensa, el sacerdote del Sodalicio de Vida Cristiana y que vivió 13 años en Roma, contó que "me llamaron en mi cumpleaños para preguntarme si quería ser diácono en Domingo de Ramos".
Este "regalo de Dios" como él mismo calificó la experiencia, fue muy especial porque "para mí la imagen del Santo Padre rezando al Señor durante la consagración, es decir, su mirada, su expresión la actitud de oración que tenía en ese momento fue algo que me ha marcado radicalmente. Para mí era ver a un hombre de fe, el sucesor de Pedro además, ante su Señor".
"Esa es la experiencia más fuerte de ese momento, que conservo y fue claro que así se tenía que celebrar la Eucaristía", resaltó el sacerdote.
El Padre Olaechea, recordó además que en el año 1998, tuvo la oportunidad de llevar las ofrendas en un Misa celebrada por el Beato Papa Juan Pablo II: "nunca me voy a olvidar, (el Papa) ya estaba enfermo, mientras me acercaba ya desde lejos podía ver sus ojos, me dio la bendición, su mirada me impresionó: era la mirada de un niño, la mirada de alguien que está en la presencia de Dios que vive esa comunión y que la vive constantemente en su sufrimiento".
En la entrevista también resaltó que la relación de Juan Pablo II con el entonces Cardenal Ratzinger "era de absoluta confianza". Dijo además que el entonces Purpurado alemán "era definitivamente quien manejó muchas situaciones de crisis desde punto de vista de la fe, de la teología".
"Él fue quien empezó a trabajar algunas cuestiones de interpretación bíblica ya que es un tema que como teólogo tuvo siempre en el corazón y a lo que le dedicó mucho estudio, mucha reflexión, y que después como Papa lo ha llevado en libros que ha publicado, en los que nos enseña cómo se aproxima uno a la Sagrada Escritura: con un bagaje teológico y con fe".
El sacerdote resaltó que el "Cardenal Ratzinger era como el brazo teológico del Papa Juan Pablo II" reconociendo que el Papa polaco fue también un teólogo de talla altísima y cuyas encíclicas son siempre motivo de reflexión y de profundización teológica.
Con respecto al tema de la permanencia del Papa Wojtyla hasta su muerte y la renuncia del actual Santo Padre, el Padre Olaechea dijo que "Juan Pablo II y Benedicto XVI han hecho lo mismo, han puesto su conciencia ante Dios, en oración y escucha, y descubren lo que Dios les pide en ese momento".
A Juan Pablo II le tocó "llevar al Iglesia hasta el final de su vida, con el sufrimiento con la cruz, y Benedicto XVI hace exactamente lo mismo, poniendo su conciencia ante Dios descubre que Dios le está pidiendo que renuncie, que sirva a la iglesia de otro modo".
Este servicio, dijo el sacerdote, lo hará ahora el Santo Padre "a través de la oración y el retiro. Sabemos por fe, que es el modo como mejor se sirve a la Iglesia, tanto uno como el otro son actos ante Dios, son actos de fe".