En una abarrotada Basílica de San Pedro y ante cientos de fieles que llegaron para expresarle su afecto y cercanía, el Papa Benedicto XVI presidió la última Misa de Miércoles de Ceniza de su pontificado y explicó que la Cuaresma, que comienza hoy, es el tiempo para volver a Dios con todo el corazón.
El Santo Padre recordó que con esta celebración del Miércoles de Ceniza "comenzamos un nuevo camino cuaresmal, un camino que se extiende por cuarenta días y nos conduce a la alegría de la Pascua del Señor, a la victoria de la vida sobre la muerte".
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El Papa dijo luego que estar cerca de la tumba del Apóstol Pedro, el primer Papa, es "oportunidad propicia para agradecer a todos, especialmente a los fieles de la diócesis de Roma, mientras me preparo para concluir el ministerio petrino, y pedir que me recuerden especialmente en su oración".
Benedicto XVI citó luego que en las lecturas del día se exhorta a los fieles a "retornar a Dios con todo el corazón", tarea que es posible "porque hay una fuerza que no reside en nuestro corazón, sino que emana del corazón mismo de Dios. Es la fuerza de su misericordia".
"El retorno al Señor es posible como ‘gracia’ porque es obra de Dios y fruto de la fe que nosotros reponemos en su misericordia. Pero este retornar a Dios se hace realidad concreta en nuestra vida solo cuando la gracia del Señor penetra en lo íntimo y lo sacude donándonos la fuerza de ‘rasgar el corazón’".
El Santo Padre denunció luego que "en nuestros días, muchos están prontos a ‘rasgarse las vestiduras’ ante escándalos e injusticias –naturalmente cometidos por otros– pero pocos parecen disponibles a actuar sobre el propio "corazón", sobre la propia consciencia y sobre las propias intenciones, dejando que el Señor transforme, renueva y convierta".
El Papa resaltó asimismo la importancia de la comunidad eclesial, de vivir el tiempo de Cuaresma acompañado de los hermanos, y dijo luego que es importante el "testimonio de fe y de vida cristiana de cada uno de nosotros y de nuestras comunidades para manifestar el rostro de la Iglesia y como este rostro es, a veces, desfigurado".
El Pontífice explicó que este volver a Dios con todo el corazón "en nuestro camino cuaresmal pasa a través de la Cruz, el seguir a Cristo en el camino que conduce al Calvario, al don total de sí. Es un camino en el que se debe aprender cada día a salir siempre más de nuestro egoísmo y da nuestras cerrazones, para hacer espacio a Dios que abre y transforma el corazón".
"Y San Pablo recuerda como el anuncio de la Cruz resuena en nosotros gracias a la predicación de la Palabras, de la que el mismo Apóstol es embajador, un reclamo para nosotros para que este camino cuaresmal sea caracterizado por una escucha más atenta y asidua de la Palabra de Dios, luz que ilumina nuestros pasos".
El Papa dijo también que la limosna, el ayuno y la oración son "indicaciones tradicionales en el camino cuaresmal para responder a la invitación de ‘retornar a Dios con todo el corazón’".
"Pero Jesús subraya como debe ser la calidad y la verdad de la relación con Dios lo que califica la autenticidad de cada gesto religioso. Por esto Él denuncia la hipocresía religiosa, el comportamiento que quiere aparecer, las actitudes que buscan el aplauso y la aprobación. El verdadero discípulo no se sirve a sí mismo o al ‘público’, sino a su Señor, en la simplicidad y en la generosidad".
El Santo Padre recalcó que "nuestro testimonio entonces será siempre más incisivo cuanto menos busquemos nuestra gloria y seremos conscientes que la recompensa del justo es Dios mismo, estar unidos a Él, aquí, en el camino de la fe y, al final de nuestra vida, en la paz y en la luz del encuentro cara a cara con Él para siempre".
"Queridos hermanos y hermanas, comenzamos confiados y alegres el itinerario cuaresmal. Resuena fuerte en nosotros la invitación a la conversión a "volver a Dios con todo el corazón", acogiendo su gracia que nos hace hombres nuevos, con aquella sorprendente novedad que es participación en la vida misma de Jesús".
Para concluir, el Santo Padre hizo votos para que "ninguno de nosotros, entonces, sea sordo a este llamado, que nos viene dirigido también en el austero rito, tan simple como sugerente, de la imposición de las cenizas, que dentro de poco cumpliremos. Que nos acompañe en este tiempo la Virgen María, Madre de la Iglesia y modelo de todo auténtico discípulo del Señor. ¡Amén!"
Para leer la homilía completa, ingrese a: http://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-homilia-de-la-ultima-misa-del-papa-en-miercoles-de-ceniza-27220/