El Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura del Vaticano, Cardenal Gianfranco Ravasi, escucha música juvenil para conocer más de cerca los gustos de las culturas emergentes y, entre los artistas escogidos, se encuentra cantante Amy Winehouse, quien murió en 2011 tras una vida de excesos con la droga y el alcohol.
Así lo explica el mismo Purpurado en diario L’Osservatore Romano a través de un artículo publicado el 7 de febrero y titulado "Si el cardenal escucha a Amy Winehouse".
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En él, el Cardenal Ravasi señala que decidió escuchar a la cantante para comprender màs a los jóvenes, cuya temática ocupa estos días la asamblea plenaria de su dicasterio que se realiza hasta el 9 de febrero.
La autoridad vaticana reconoce que la música de Winehouse no es de sus favoritas, pero admite que sí lo ayuda para comprender algunas cosas para que la Iglesia se acerque más y mejor a las jóvenes generaciones.
"Me he expuesto a la escucha de un CD de Amy Winehouse para tener una prueba inmediata de esto. Y sin embargo, de estos textos tan heridos musical y temáticamente, surge una cuestión de sentido común hacia todo el mundo", aprecia.
Amy Winehouse murió a causa de una ingesta excesiva de alcohol. Para el Cardenal Ravasi esto constituye un trágico ejemplo que debe tenerse en cuenta, especialmente porque "hace falta buscar comprender, indagar con objetividad el nuevo fenómeno, complejo y fragmentado de las culturas juveniles", señala.
Por otro lado, en referencia a los tatuajes, las fiestas nocturnas, los juegos extremos o la estética "desaliñada" que hoy muestran muchos jóvenes, consideró que una imagen es "muy eficaz" para describir su realidad: "su pasear con las orejas agujereadas y con los auriculares señala que están ‘desconectados’ de la insoportable complejidad social, política, religiosa que hemos creado los adultos".
Los jóvenes se sienten excluidos de la sociedad "con la corrupción y la incoherencia, la precariedad, la desocupación, la marginalidad", lamenta.
Por otro lado, el Purpurado muestra su confianza en las generaciones venideras y asegura que la diversidad de los jóvenes contiene "semillas sorprendentes de fecundidad y autenticidad".
Ejemplo de ello, mencionó, son "la elección del voluntariado, la pasión por la música, por el deporte, por la amistad, y una espiritualidad original, sincera y libre, que a menudo se esconde bajo un manto de aparente indiferencia".
"En resumidas cuentas, los jóvenes no solamente son el futuro de la humanidad, sino su presente, y el mundo de los adultos no pueden seguir ignorándolos", concluye.