El sacerdote Luis Alfredo Suárez Salazar fue asesinado por dos desconocidos en Ocaña, Norte de Santander (Colombia), donde pasaba sus vacaciones antes de regresar a la Diócesis de Villavicencio donde realizaba labor pastoral, según informó el domingo la Policía.
Según indicó el teniente Gustavo Andrés Orrego Correa, comandante de la estación de Policía de Ocaña, los criminales huyeron en una motocicleta sin placa luego de asesinar al sacerdote de 50 años, que acababa de regresar del Santuario del Agua de la Virgen y se prestaba a ayudar a su hermana con algunas cosas que iba colocando sobre un camión.
En el ataque resultó herido el conductor del vehículo identificado como Hernán Torres Ramos. Actualmente se encuentra hospitalizado con pronóstico reservado.
Por su parte, la familia del P. Suárez indicó que el sacerdote no tenía amenazas y al contrario se caracterizó por ser una persona humanitaria y solidaria. Según informaron a la prensa, su preocupación era regresar a Villavicencio para continuar con los programas sociales que adelantaba en esa Diócesis.
Sobre este asesinato, el Arzobispo de Bogotá y Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Cardenal Rubén Salazar, señaló que “todo asesinato es repudiable, pero causa especial atención que asesinen a un hombre que le ha dedicado su vida a Cristo y al servicio de los demás”.
El Purpurado dijo también que actualmente hay “muchos sacerdotes amenazados, en todas las regiones del país, sobre todo donde hay una fuerte presencia del conflicto armado”.
Según registros de la Conferencia Episcopal, desde 1984 hasta el pasado fin de semana en Colombia han sido asesinados 83 sacerdotes, cinco religiosas, tres religiosos y tres seminaristas, al igual que un arzobispo y un obispo.
En ese mismo periodo de tiempo, 17 obispos y 52 sacerdotes han sido víctimas de amenazas.