El Pontificio Consejo para la Cultura comenzará su asamblea plenaria anual con un concierto ofrecido por la banda de rock italiana The Sun, que ofrece mensajes cristianos desde que su vocalista se convirtiera al catolicismo.
The Sun se formó en el año 1997 y logró éxito internacional. Han tocado en numerosas partes del mundo, desde Tierra Santa hasta Japón. Sin embargo, es a partir de 2008 cuando adquieren un carácter cristiano después de que su líder, Francesco Lorenzi –vocalista y guitarra del grupo–, se convirtió al catolicismo.
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La banda está integrada por Gianluca Menegozzo (guitarra), Matteo Reghelin (bajo) y Riccardo Rossi (batería). Su último álbum, publicado en 2012 se titula "Luce", "Luz" en castellano, y en el pasado abrieron conciertos de bandas como The Cure, The Offspring, Muse, Ok Go, NOFX, Ska-P, Pennywise, o Deep Purple.
En una entrevista concedida a ACI Prensa el 31 de enero, Lorenzi explicó que fue duro llegar a donde están y defender al mismo tiempo sus creencias. Su anterior discográfica, la Rude Records, les dio la espalda debido al contenido de sus letras, las cuales consideraron "demasiado religiosas".
"Perdimos nuestro contrato con la discográfica, pero nosotros creíamos mucho en nuestras canciones, y con la oración hemos conseguido hacer un contrato con la Sony. El director artístico de la Sony, Roberto Rossi, comprendió que aportábamos algo nuevo a este mundo", señala Lorenzi.
El vocalista también señala que es un gran desafío tocar para el Vaticano y una oportunidad para expresar con mayor sinceridad su identidad. Tocaron en Milán para el Papa Benedicto XVI y en Tierra Santa para los custodios del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Él fue quien arrastró al grupo hacia la religión católica, de manera que sus componentes también pudieron superarse a sí mismos y abrazar la fe.
Lorenzi cuenta que al terminar el tour del año 2007, sintió dentro de sí grandes preguntas que no encontraban respuesta. Había alcanzado el éxito profesionalmente pero "por dentro me sentía vacio. Me hacía preguntas como ¿Quién soy, para qué existo? Y encontré todas las respuestas en el Evangelio", expresó a ACI Prensa.
Sus canciones hablan de la justicia social, la vida después de "la vida", el amor de Dios, la sexualidad vivida en el verdadero amor, la búsqueda de la felicidad, y la fuerza de ser distinto a lo que las masas juveniles imponen, de "no tener miedo", resume.
En referencia a su conversión, explicó que un día su madre le propuso hacer un curso en la parroquia de su barrio. "No había pisado una iglesia desde los 10 años –recuerda-, y pensaba que sería un ambiente totalmente distinto del que encontré. Me encontré con jóvenes sencillos que se quieren de verdad entre ellos, y eso me asombró. Venía de un mundo donde se habla de libertad y de amor, pero no es verdad, allí no existe".
Lorenzi comenzó a leer el Evangelio y comenzó a cambiar de actitud, de amistades, y ayudo a sus compañeros de banda a conocer a Dios.
"Todos teníamos problemas, de alcoholismo, de sexo… y ahora hemos cambiado. Mi vida ha cambiado y he encontrado realmente la felicidad". Ahora, "todo lo que estamos viviendo demuestra que empieza a haber una apertura diversa a la del pasado por parte del público".
El 6 de febrero The Sun dará su concierto en el nuevo Aula Magna de la universidad María Santa Asunta de Roma (LUMSA), sobre las 5:00 p.m. para dar inicio a la plenaria del dicasterio para la Cultura del Vaticano, que se celebrará del 6 al 9 de febrero.
Hay que diferenciar el ‘rock satánico’ de lo que es sencillamente ‘rock’
Por su parte el Cardenal Ravasi, quien dirige dicho dicasterio, explicó en una entrevista concedida a ACI Prensa el 31 de enero que el rock no está reñido con el mundo católico, sin embargo, hay que diferenciar entre ‘rock satánico’ y sencillamente ‘rock’.
"En el pasado se habló de rock satánico como si fuese la expresión de una degeneración, y esto es verdad. Si pensamos en la cultura griega, por ejemplo, se introdujo el mito dionisiaco, que era la forma de degeneración de la mente que venía justamente a través de la música, que venía a través de una forma sonora que era desesperado, exagerado y hacía enloquecer".
Así que, explicó, "es cierto que este problema existe, pero también por otra parte, el rock en su interior tiene su propia gramática musical, su manera de expresarse, y probablemente en sintonía con el agitarse, el moverse, el preguntarse, el atormentarse, y también la repetición propia del joven".
"Pero dicen que dentro de las grandes discotecas, esa repetición binaria del sonido, ese ‘boom’ que viene repetido dos voces, es el latido cardiaco que viene casi recreado y que el joven siente como el lugar de reposo de su consciencia, de su ser", concluyó.