Fuentes del Vaticano desmintieron la acusación del diario británico The Guardian, que aseguró que el Vaticano "construyó un imperio de propiedades secretas" financiado con dinero del régimen fascista de Benito Mussolini, y calificaron a la publicación de "engañosa e históricamente incorrecta".
The Guardian afirmó que el Vaticano adquirió propiedades en Reino Unido, Francia y Suiza "usando dinero originalmente entregado por Mussolini, en devolución por el reconocimiento papal del régimen fascista italiano, en 1929".
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En declaraciones al diario británico The Daily Telegraph, el Padre Federico Lombardi, Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, aclaró que el dinero proviene de la compensación del estado italiano "por bienes expropiados" a la Iglesia.
El P. Lombardi subrayó además que "la existencia de inversiones en propiedades hechas por la Santa Sede" con ese dinero es algo conocido "por más de 80 años".
"Estoy sorprendido por la publicación de esta historia, no revela nada nuevo", criticó.
Tal como explicó The Telegraph, el dinero recibido por la Santa Sede del estado italiano no fue por una aprobación pontificia al régimen fascista, sino "como indemnización por las extensas propiedades perdidas cuando los estados pontificios fueron invadidos y ocupados por el Reino de Italia, en la década de 1860".
"El dinero fue pagado de acuerdo a los Pactos de Letrán de 1929, en los cuales el gobierno de Mussolini reconoció la Ciudad del Vaticano como una nación soberana, y la Iglesia renunció a su reclamo de los antiguos estados pontificios", señaló el diario.
The Telegraph indicó también que la compensación del estado italiano al Vaticano se debió a los millones de dólares que la Iglesia perdió en propiedades, tales como el Palacio del Quirinal, actual residencia del presidente de Italia.
El P. Thomas Reese, a quien The Telegraph cita como un "experto en el trabajo interno de la Santa Sede", escribió en su libro "Dentro del Vaticano" que en 1929 Italia accedió a subsidiar a la Iglesia Católica en ese país, así como a otorgarle al Papa el equivalente a 92 millones de dólares, como indemnización por la pérdida de los estados pontificios.
De acuerdo al P. Reese, "algo de esta indemnización fue usado inmediatamente para la construcción dentro de la Ciudad del Vaticano, como la estación del tren y un edificio de oficinas para la Ciudad del Vaticano".
"El resto fue invertido como patrimonio o donación de la Santa Sede", escribió el sacerdote.