El Obispo del Santísimo Salvador de Bayamo-Manzanillo (Cuba), Mons. Álvaro Beyra Luarca, afirmó que Cristo lleva a los hombres a una salvación que va más allá de los límites humanos y cuyo camino se inicia con el sacramento del Bautismo.
Durante la Misa por la Fiesta del Bautismo del Señor e inauguración local del Año de la Fe, el Prelado señaló que con su bautizo Cristo se revela como “el Salvador del mundo” y asume “la misión que el Padre le confía como Salvador, la razón de ser de su Encarnación”.
Mons. Beyra explicó que “ya desde siglos antes esta venida del Salvador había sido anunciada por los profetas, como escuchamos en la primera lectura del Libro del profeta Isaías, siete siglos antes”.
“En aquel entonces el pueblo de Israel vivía el momento más triste de su historia y corría el riesgo de desaparecer para siempre. La nación israelita había sido desmantelada por la invasión babilónica y su pueblo deportado a tierra extranjera; sin rey, sin templo, sin sacerdotes, sin nada…, soportando el yugo de la opresión política y desprovista de todos sus bienes”, señaló.
Este, indicó, “era el momento propicio para aquellos que se negaban a resignarse ante tal situación para reconocer que se necesitaba un salvador, alguien que viniera de fuera, que no estuviera sometido a la situación reinante”.
Sin embargo, aclaró que el anuncio profético llama a ver “más allá de la salvación económica y política, los invita a esperar una salvación que fuera más allá de los límites humanos, una salvación que no sería una simple restauración de la situación de antes -que dicho sea de paso nunca había sido excelente-, sino a una realidad desconocida y de horizontes muchos más amplios”.
“Una salvación también del pecado, del peor de los males que es el que todos llevamos dentro, de los límites de la condición humana y elevarse hasta la condición divina, a ser como Dios, hijos de Dios”, afirmó.
En ese sentido, indicó que ese camino se inicia con el Bautismo y se continúa “hasta el fin de nuestro peregrinar en la tierra”.
“A esto nos quiere llevar el Año de la Fe, a renovar en nuestras vidas, a actualizar en el día de hoy y siempre esas promesas que hicimos, o nuestros padres hicieron por nosotros, el día de nuestro bautismo, a hacer como buenos cristianos, como otros Cristos, siempre y en todo momento la voluntad del Padre, a expandir nuestras vidas hasta llegar a ser hijos de Dios en Cristo Jesús”, aseguró.