El Papa Benedicto XVI señaló esta mañana que el Año de la Fe, que toda la Iglesia está viviendo, es una oportunidad para testimoniar con coraje el amor de Dios en todos los ambientes.
Así lo indicó el Santo Padre en su discurso a los dirigentes, funcionarios y agentes de la Inspectoría de Seguridad Pública en el Vaticano, quienes fueron recibidos en audiencia para los saludos por el nuevo año.
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En la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Papa dijo que "el Año de la Fe, que toda la Iglesia está viviendo, es una oportunidad también para vosotros para volver al mensaje del Evangelio y para hacerlo entrar de modo más profundo en vuestras consciencias y en la vida cotidiana, testimoniando con coraje el amor de Dios en todo ambiente, incluso en el de vuestro trabajo".
Tras expresar que agradece y reconoce su servicio de tutela del orden público en la Plaza de San Pedro y en los alrededores del Vaticano, el Papa destacó la importancia del servicio de la Inspectoría.
En particular cuando colaboran ante "las manifestaciones de los fieles y los peregrinos, que llegan de todo el mundo para encontrar el Sucesor de Pedro y para visitar la tumba del Príncipe de los Apóstoles, como también para rezar en las de mis venerados predecesores, en particular el Beato Juan Pablo II".
Luego de destacar que la labor de estos agentes muestra la importancia de la colaboración entre el Estado italiano y la Iglesia, el Papa hizo votos para que "vuestra fatiga, originada incluso con sacrificios y riesgos, sea siempre animada por una sólida fe cristiana, que es indudablemente el más precioso tesoro y valor espiritual, que vuestras familias os han confiado y que vosotros estáis llamados a transmitir a vuestros hijos".
Benedicto XVI recordó un pasaje de su reciente mensaje por la Jornada Mundial de la Paz, celebrada el 1 de enero, en el que señala que este don es importante para lograr el cumplimento del "deseo de una vida humana plena, feliz y bien realizada".
"Sea vuestra presencia, queridos amigos, una garantía siempre válida de que el buen orden y la tranquilidad, que son fundamentales para construir una vida social pacífica y sólida, y que, además de haberlo aprendido del mensaje evangélico, son signo de auténtica civilidad", subrayó.