En sus palabras previas al rezo del Ángelus, ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI aseguró que la justicia y la caridad “no se oponen, sino que ambas son necesarias y se completan recíprocamente”.
El Santo Padre indicó que en el Evangelio del tercer Domingo de Adviento, se presenta nuevamente la figura de Juan el Bautista, a quienes algunos le preguntan “¿Qué debemos hacer?”, cuando él exhortaba al pueblo a prepararse para la llegada del Mesías.
“La primera respuesta está dirigida a la muchedumbre en general. El Bautista dice: ‘El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo’”.
En esta respuesta, dijo el Papa, “podemos ver un criterio de justicia, animado por la caridad. La justicia pide que se supere el desequilibrio entre quien tiene lo superfluo y a quien le falta lo necesario; la caridad impulsa a estar atento al otro y a salir al encuentro de su necesidad, en lugar de encontrar justificaciones para defender los propios intereses”.
Citando a su encíclica Deus Caritas Est, el Santo Padre señaló que ‘el amor siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa’, porque ‘siempre se darán también situaciones de necesidad material en las que es indispensable una ayuda que muestre un amor concreto al prójimo’”.
En su segunda respuesta, dirigida a los recaudadores de impuestos, despreciados por el pueblo porque a menudo aprovechaban su posición para robar, Juan, “en nombre de Dios, no pide gestos excepcionales sino, ante todo, el cumplimiento honrado de su propio deber. El primer paso hacia la vida eterna es siempre la observancia de los mandamientos; en este caso el séptimo: ‘No robar’”.
“La tercera respuesta se refiere a los soldados, otra categoría dotada de cierto poder y, por tanto, tentada de abusar de él. A los soldados Juan les dice: ‘No hagan extorsión a nadie (...), y conténtense con su salario’. También aquí, la conversión comienza con la honradez y el respeto de los demás: una indicación que vale para todos, especialmente para quien tiene mayores responsabilidades”.
Benedicto XVI subrayó que en el conjunto de estos diálogos “llama la atención lo concreto de las palabras de Juan: desde el momento en que Dios nos juzgará según nuestras obras es allí, en los comportamientos, donde es necesario demostrar que se sigue su voluntad”.
“Por esto las indicaciones del Bautista son siempre actuales: también en nuestro mundo tan complejo, las cosas irían mucho mejor si cada uno observara estas reglas de conducta”, indicó.
Al concluir, el Papa pidió la “intercesión de María Santísima, a fin de que nos ayude a prepararnos a la Navidad dando buenos frutos de conversión”.