Mons. Taddeo Ma Daqin, Obispo Auxiliar de Shangai (China), ordenado el pasado 7 de julio pasado, corre el peligro de perder, además de la libertad –está bajo arresto domiciliario desde hace meses– su título episcopal.

Según informaciones de la agencia Ucanews, su nombramiento habría sido revocado por el Consejo de obispos católicos chinos dado que el día de su ordenación episcopal, el Prelado desafió la política religiosa que pesa desde hace 60 años sobre la Iglesia de China al renunciar a la Asociación Patriótica, el organismo de control gubernamental sobre los católicos en todo el país asiático.

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El Obispo también se negó a compartir el cáliz de la comunión con un obispo excomulgado por la Santa Sede. Desde ese día está preso.

Por este gesto recibió el aplauso de los fieles y se convirtió en un ejemplo de valentía para muchos sacerdotes y obispos de China.

La Asociación Patriótica, creada por Mao Zedong en 1958, nació con el ideal de crear una Iglesia independiente de la Santa Sede y en la que los obispos sean nombrados de forma autónoma.

El Consejo de los obispos, que sería aparentemente el responsable de la remoción de Mons. Taddeo Ma Daqin, no cuenta con el reconocimiento de la Santa Sede, porque está conformado solo por obispos reconocidos por el gobierno. Además, en el Consejo hay varios excomulgados.

China permite el culto católico únicamente a la Asociación Patriótica Católica China, subalterna del Partido Comunista de China, y rechaza la autoridad del Vaticano para nombrar obispos o gobernarlos. La Iglesia Católica fiel al Papa no es completamente clandestina; aunque es asediada constantemente.

Las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano se rompieron en 1951, dos años después de la llegada al poder de los comunistas que expulsaron a los clérigos extranjeros.