Al reunirse este mediodía con cerca de siete mil artistas itinerantes, procedentes de diversos países europeos y Estados Unidos, que peregrinaron a Roma por dos días, el Papa Benedicto XVI los exhortó a manifestar siempre “la alegría de ser cristianos y de pertenecer a la Iglesia”.
El Santo Padre les indicó que “lo que ante todo caracteriza su gran familia es la capacidad de usar el lenguaje particular y específico de su arte. La alegría de los espectáculos, la alegría recreativa del juego, la gracia de las coreografías, y el ritmo de la música constituyen precisamente una vía inmediata de comunicación para ponerse en diálogo con pequeños y grandes, suscitando sentimientos de serenidad, de felicidad y de concordia”.
“Con la variedad de sus profesiones y la originalidad de las exhibiciones, ustedes saben sorprender y suscitar maravilla, ofrecer ocasiones de fiesta y de sana diversión”, indicó.
A partir de esas características, señaló el Papa, los artistas itinerantes están llamados a testimoniar esos valores que forman parte de su tradición, a saber: el amor por la familia, el interés por los pequeños, la atención a los minusválidos y a los enfermos, la valoración de los ancianos y de su patrimonio de experiencias.
“En su ambiente se conserva vivo el diálogo entre las generaciones, el sentido de la amistad, y el gusto por el trabajo en equipo”, dijo el Papa.
Benedicto XVI subrayó que “acogida y hospitalidad les son propias, así como la atención para dar respuesta a los deseos más auténticos, sobre todo de las jóvenes generaciones. Sus oficios requieren renuncia y sacrificio, responsabilidad y perseverancia, valor y generosidad: virtudes que la sociedad actual no siempre aprecia, pero que han contribuido a formar, en su gran familia, a enteras generaciones”.
A pesar de las dificultades de la condición itinerante, como la instrucción de los hijos, búsqueda de lugares aptos para espectáculos, autorizaciones gubernamentales, entre otros, el Papa señaló que mientras espera “que las Administraciones públicas, reconociendo la función social y cultural del espectáculo itinerante, se empeñen por la tutela de su categoría”, los animó “a superar todo prejuicio y buscar siempre una buena inserción en las realidades locales”.
“La Iglesia se alegra por el empeño que demuestran y aprecia la fidelidad a las tradiciones, de las que con razón se sienten orgullosos. Ella misma que es peregrina, como ustedes, en este mundo los invita a participar en su misión divina a través de su trabajo diario”.
El Santo Padre remarcó que “la dignidad de todo hombre se expresa también en el ejercicio honesto de las profesionalidades adquiridas y en el poner en práctica esa gratuidad que permite no dejarse determinar por intereses económicos”.
“De este modo, también ustedes, mientras prestan atención a la calidad de su realizaciones y de los espectáculos, no dejen de vigilar a fin de que, con valores del Evangelio, puedan seguir ofreciendo a las jóvenes generaciones la esperanza y el aliciente que necesitan, sobre todo ante las dificultades de la vida, de las tentaciones del desánimo, de la cerrazón en sí mismos y del pesimismo, que impiden percibir la belleza de la existencia”.
El Papa les deseó que “sus familias sean siempre escuelas de fe y de caridad, palestras de comunión y de fraternidad” y les aseguró la cercanía de la Iglesia.
Al concluir, el Santo Padre exhortó a los artistas itinerantes a que se conviertan en “anunciadores de la Palabra de Dios y testigos de Jesús Resucitado”.