Por encargo del Papa Benedicto XVI, el Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano, ordenó a los obispos, sacerdotes y religiosos en la Curia romana vestirse adecuadamente con el hábito talar o “clergyman” que les corresponde de acuerdo a la disciplina de la Iglesia.
A través de una circular firmada por el Cardenal Bertone con fecha del 15 de octubre de 2012, dirigida a los jefes de los dicasterios, tribunales y oficinas de la Santa Sede y del vicariato de Roma, a partir de ahora para monseñores y sacerdotes, será obligatorio vestir con hábito talar o “clergyman”. Asimismo y bajo las mismas disposiciones, los religiosos también deberán vestir el hábito específico.
El vaticanista italiano Sandro Magister dio a conocer el texto que señala que en las ceremonias con la presencia del Papa –como en las asambleas plenarias y ordinarias, las reuniones entre dicasterios, la acogida de las Visitas "ad limina", o las distintas convocatorias oficiales de la Santa Sede–, el clero del Vaticano deberá usar el “hábito ordinario”. Es decir: hábito talar para los sacerdotes; hábito talar fileteado para los monseñores; y hábito talar con esclavina fileteada para los obispos y cardenales.
Al respecto, otro vaticanista italiano, Andrea Tornielli, sugiere que el mensaje de esta circular es para toda la Iglesia.
En su opinión, si bien la circular se dirige a quienes trabajan en el Vaticano, el mensaje va más allá de sus paredes dado que “es muy raro que los sacerdotes en el Palacio Apostólico no se vistan como sacerdotes”.
“El llamado a los sacerdotes a seguir mejor la norma y lucir impecables se orienta a ser un claro ejemplo para aquellos que vienen al Vaticano de fuera y simplemente están pasando por Roma”, señala Tornielli.
La circular que lleva la firma del Cardenal Bertone recuerda una carta análoga del Beato Juan Pablo II, firmada el 8 de septiembre de 1982 por el entonces Vicario General de Roma, Cardenal Ugo Poletti.
El valor del habito eclesial “contribuye al decoro del sacerdote en su comportamiento externo o en el ejercicio de su ministerio, pero sobre todo porque evidencia dentro de la comunidad eclesial el testimonio público que cada sacerdote debe dar de su propia identidad y pertenencia a Dios”, decía la carta del Beato Juan Pablo II.
En aquella misiva el recordado Pontífice afirmaba que la vestimenta eclesiástica “contribuye al decoro del sacerdote en su comportamiento externo o en el ejercicio de su ministerio” y “evidencia en el seno de la comunidad eclesiástica el testimonio público que cada sacerdote debe dar de la propia identidad y especia pertenencia a Dios”.
Juan Pablo II precisa luego que “este signo expresa concretamente nuestro ‘no ser del mundo’” como dice el Evangelio de San Juan en el capítulo 14.
En medio del mundo actual, decía el Papa peregrino, “el hábito eclesiástico, como el religioso, tiene un particular significado: para el sacerdote diocesano tiene principalmente el carácter de signo, que lo distingue del ambiente secular en el que vive, para el religioso y para la religiosa expresa también el carácter de consagración y pone en evidencia el fin escatológico de la vida religiosa”.
“Por medio de tal signo, es más fácil para los otros llegar al Misterio, del cual somos portadores, al que pertenecemos y que con todo nuestro ser queremos anunciar”.
El Papa Wojtyla resaltaba en la carta que no ignora las motivaciones contrarias al uso del hábito eclesiástico, pero que confrontadas “objetivamente y serenamente con el sentido religioso y con las esperanzas de la mayor parte del Pueblo de Dios y con el fruto positivo del valeroso testimonio también del hábito, aparecen mucho más como de carácter puramente humano que eclesiológico”.
Para ver una traducción del italiano al español de la carta completa de Benedicto XVI, ingrese a: http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350365?sp=y
Para ver el original en italiano de la carta de Juan Pablo II de 1982 http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/letters/1982/documents/hf_jp-ii_let_19820908_poletti_it.html