La Conferencia Episcopal Argentina (CEA), reiteró su compromiso con la reconciliación del país y rechazó que se acuse a los obispos que dirigieron la Iglesia en los años 70’s de haber tenido una suerte de "connivencia" (tolerancia o disimulo) ante la violencia que se generó del enfrentamiento entre el Estado y la guerrilla.

En la Carta al pueblo de Dios que los Obispos argentinos han dado a conocer en el marco de la 104º Asamblea Plenaria, este 9 de noviembre, los prelados señalan que "algunas afirmaciones recientes, a partir de las declaraciones del ex-presidente ‘de facto’ J. R. Videla, atribuyen a quienes entonces (en los 70’s) conducían el Episcopado, alguna complicidad con hechos delictivos".

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"Como ha respondido el actual presidente de la Conferencia: que haya habido ‘una suerte de connivencia es totalmente alejado de la verdad de lo que hicieron los obispos involucrados en ese momento’ [la presidencia del Episcopado]".

Los prelados recuerdan luego que "la patria argentina ha vivido momentos difíciles y críticos, a lo largo de sus doscientos años de historia. Un tiempo especial de desencuentro y de enfrentamientos dolorosos, fue la década del 70".

"Han pasado muchos años y siguen surgiendo interrogantes acerca de los hechos ocurridos, y de la responsabilidad que tuvieron personas e instituciones. Al volver sobre aquellos hechos, es preciso tener en cuenta el contexto socio-político de la época, y los diversos actores que entonces intervinieron".

Los Obispos afirman que "conocemos los sufrimientos y reclamos de la Iglesia, por tantos desaparecidos, torturados, ejecutados sin juicio, niños quitados a sus madres, a causa del terrorismo de Estado. Como también sabemos de la muerte y desolación, causada por la violencia guerrillera".

"No podemos ni queremos eludir la responsabilidad de avanzar en el conocimiento de esa verdad dolorosa y comprometedora para todos. A pesar de que la historia vivida no se deja desentrañar fácilmente, y tampoco la responsabilidad que cabe a cada persona, nos queda la preocupación por completar un estudio demorado pero necesario", añaden.

Sobre los obispos que los precedieron, los prelados afirman que de ellos "hemos recibido su palabra y testimonio. Sobre su modo de actuar, volvemos con respeto, sin poder conocer a fondo cuánto supieron personalmente de lo que estaba sucediendo".

Tras reconocer que "no todos los miembros de la Iglesia pensaron y actuaron con idénticos criterios", los obispos recuerdan diversos comunicados de la época en la que se condena la tortura y se precisa que el fin no justifica los medios, como una declaración de la CEA de marzo de 1972 y la "Reflexión cristiana para el pueblo de la Patria" de 1977.

Unos años más tarde, recuerdan, "el documento Iglesia y Comunidad Nacional (1981), condenó de varias maneras todo tipo de violencia. En síntesis: la lucha armada nunca es un camino legítimo para la búsqueda de logros sociales, por más buenos que parezcan. Por eso es reprobable la violencia ejercida por la guerrilla, que aún operando durante el gobierno democrático, atentó contra la vida de personas e instituciones".

Tras solidarizarse con el dolor de las víctimas de la violencia de la época, los Obispos reiteran "el pedido de perdón a quienes hayamos defraudado o no acompañado como debimos".

Los Prelado expresan su compromiso de apoyar las investigaciones de esos acontecimientos y recuerdan que "hemos colaborado con la justicia, cuando se nos solicitó información, de la cual podíamos disponer".

Para leer la carta completa, ingrese a: http://www.aica.org/4026-renovado-compromiso-de-la-iglesia-con-reconciliacion-los-argentinos.html