El Arzobispo de Santiago de Cuba y Presidente del Episcopado, Mons. Dionisio García, señaló que la Iglesia continúa haciendo todo lo posible para atender a los miles de damnificados del huracán Sandy e indicó que luego de la tragedia el país debe levantarse y seguir confiando en Dios.
“Aquí en la Iglesia tratamos de remediar las cosas que pueden ser remediadas para que las comunidades puedan seguir celebrando con cierta dignidad la Eucaristía, tratando de ayudar a las personas que podemos ayudar con lo poco que todavía tenemos. Eso forma parte de la vida y hay que levantarse y ya vendrán los tiempos de reconstruir las cosas nuevas”, afirmó el Prelado a ACI Prensa.
Durante el diálogo, Mons. García recordó que el embate del huracán –que devastó Santiago de Cuba y afectó otras provincias orientales-, duró cerca de cuatro horas en las cuales “los cristianos oramos a Dios; y estoy tan seguro que la mayor parte de la gente acudía a Dios, porque este es un pueblo religioso aunque no practique de manera sistemática su creencia”.
“Lo que oí fundamentalmente a las personas en la calle es que Dios puso su mano para que no hubiera más desgracias de las que ha habido”, añadió.
“La gente se pregunta ¿qué querrá decirnos Dios con esto?, ¿qué hay que pensar?, porque Dios es capaz de sacar cosas buenas para aquellos que le aman aún de las cosas tremendas. Tenemos que saber es leer los signos de los tiempos”, explicó el Prelado, que exhortó a poner “mucha más confianza en Él, trabajemos buscando el Reino de Dios y su justicia primero y lo demás vendrá después”.
Sobre las instalaciones religiosas, Mons. García informó que “los templos totalmente destruidos son ocho. La catedral estaba en reparación y se afectó más. (La iglesia de) Santa Teresita perdió el techo, pero se puede recuperar. Y hay trece templos con afectaciones en el techo y en otras partes (…). Están afectados el 85 por ciento de los templos de la diócesis”.
El Arzobispo de Santiago de Cuba indicó que en medio de la tragedia, los sacerdotes, “junto con las religiosas, los fieles y Cáritas y la comunidad, están tratando de ayudar a las personas, visitando y llevando lo poco que gracias a Dios nos han dado para repartir, tratando de priorizar a los más necesitados. Han venido también personas y sacerdotes de otras diócesis para ayudar. Y estamos muy cercanos a la gente porque es lo que podemos hacer: Estar con ellos”.