El Arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, uno de los Padres Sinodales que participan en el Sínodo para la Nueva Evangelización convocado por el Papa Benedicto XVI, aseguró que los obispos de América Latina son los que aportaron más esperanza y juventud en las sesiones.
En una entrevista concedida a ACI Prensa, Mons. Ulloa, recordó que en estos momentos históricos que vive la Iglesia en los que se unen el 50 aniversario Concilio Ecuménico Vaticano II, los 20 años desde la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, el Sínodo de los Obispos para la Nueva Evangelización, y el Año de la Fe, “América Latina está aportando al Sínodo su juventud y su esperanza”.
Además, explicó que el clero latino está pendiente de “la necesidad de una conversión de parte de todos personal, pastoral, de estructuras… de una Iglesia que ha de seguir siempre acompañando en esperanza al pueblo, una Iglesia que vamos todos haciendo juntos el camino”.
“Creo que hemos ido aportando también la necesidad de fortalecer las familias, el papel fundamental que tiene la mujer en la Iglesia”.
Mons. Ulloa indicó que los católicos también deben hacerse presentes en las redes sociales, “abrirnos a esa gran novedad y que hemos conseguido de todo el mundo, en la necesidad de saber que los medios de comunicación social sirven para difundir la buena nueva de Dios”.
En América Latina, “María también nos ayuda a tener una fe firme –explica-. María dice ‘hagan lo que Él les diga’. Éste es nuestro reto, ésta es la gran noticia, que hagamos transmitir el amor de Dios, que todos somos hijos, y que el amor se va manifestando en las cosas concretas y ordinarias de nuestra vida”.
La Iglesia se preocupa por las familias en situación irregular
Según explicó a ACI Prensa, en la Nueva Evangelización se propone proteger a “las familias sin olvidarnos de una gran realidad, de las familias en situaciones irregulares, que necesitan también de una voz de aliento, de acompañar, y el papel importante que tiene la mujer. No podemos olvidar el papel importante que tiene la mujer en el mundo y sobre todo también el aporte de la mujer dentro de la Iglesia”.
Al intervenir el pasado sábado 13 de octubre en el Sínodo, Mons. Ulloa recordó que Jesús “encargó a sus discípulos que fueran testigos suyos en Jerusalén, en Galilea y hasta en el último confín de la tierra. Y era precisamente el testimonio de amor lo que más arrancaba la admiración de los paganos. El testimonio de amor cristiano sigue teniendo fuerza evangelizadora hoy”.
El Prelado agregó que las familias necesitan ser verdaderas comunidades de amor y de vida, de fe y salvación, y eso “será posible en la medida en que se fortalezca el núcleo familiar en la sacramentalidad del matrimonio”.
“Debemos dedicar más tiempo y mejores recursos a la preparación para el Sacramento del Matrimonio”, y “prestar mayor dedicación pastoral a los matrimonios sacramentales ya celebrados mediante programas de acompañamiento, para que se fortalezcan y se preparen al cumplimiento de sus tareas al interior de la familia, de la Iglesia y de la sociedad”.
Finalmente, recordó que la Iglesia debe hacer conocer más su doctrina ante las familias en situación irregular, -divorciados vueltos a casar-, que constituyen otra inquietud en la pastoral de la Iglesia, y “es con frecuencia fuente de evidente insatisfacción para los fieles que viven esta situación y se sienten incomprendidos, juzgados, condenados y excluidos, a pesar de seguir creyendo en la misericordia del Padre Dios y de que deseen vivir en el seno de la Madre Iglesia”.