En un año electoral que sigue siendo dominado por preocupaciones económicas, el analista de políticas públicas Dr. Mark J. Rozell considera que los temas sociales aún juegan un importante rol en las elecciones presidenciales en Estados Unidos que se realizarán en noviembre.
Rozell, profesor de políticas públicas en la Universidad George Mason, indicó que luego del primer debate, "la carrera se ha vuelto más estrechamente competitiva".
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En comunicación con ACI Prensa el 17 de octubre, Rozell explicó que una competencia tan reñida podría significar que los asuntos sociales, tales como el aborto y el mandato federal anticonceptivo del gobierno de Obama, podrían lograr influir más durante las elecciones presidenciales de lo que harían normalmente.
El 16 de octubre, el presidente y candidato a la reelección Barack Obama, y el ex gobernador de Massachusetts sostuvieron su segundo debate en la Universidad Hofstra, en Nueva York.
Ese debate estuvo moderado por la periodista Candy Crowley de CNN, quien de acuerdo a un reporte de Media Research Center (MRC), ha expresado anteriormente su apoyo a la multinacional abortista Planned Parenthood y al aborto como un derecho.
Ambos contendientes intercambiaron argumentos sobre temas que van desde control de armas a la muerte de John Christopher Stevens, embajador de Estados Unidos en Libia, asesinado en un ataque a la delegación diplomática en el país árabe.
Durante el debate, la economía y los puestos de trabajo fueron los temas centrales de la discusión, mientras que los asuntos morales, tales como el "matrimonio" gay y el aborto estuvieron muy ausentes, con los candidatos discutiendo brevemente el mandato anticonceptivo del gobierno de Obama, que ha alarmado a los defensores de la libertad religiosa, y a ha generado demandas judiciales contra el gobierno estadounidense por más de 100 organizaciones religiosas, de diversos credos.
Los altos niveles de desempleo y las dificultades económicas han jugado consistentemente un rol importante durante las reñidas elecciones presidenciales.
"En total, los católicos están preocupados por los trabajos y la economía ahora, tanto como los demás estadounidenses", dijo Rozell.
Sin embargo, indicó, "para algunos votantes católicos, los temas sociales son supremos", incluso en una elección dominada por los asuntos económicos.
Estos votantes tienden a ser tradicionales y conservadores, y el mandato anticonceptivo es un asunto muy importante para muchos de ellos, señaló.
Mientras muchos de estos votantes podrían haber votado por un candidato conservador de cualquier forma, la oposición al mandato anticonceptivo podría estar intensificando sus esfuerzos para buscar apoyo.
"En lo que se espera que sea una elección muy reñida este año, eso significa que estos asuntos sociales importan", incluso si estos temas son clasificados como menos importantes que los económicos en las encuestas nacionales, explicó Rozell.
En décadas recientes, el voto católico ha sido visto como predictivo de las elecciones generales, ya que el candidato que captura al electorado católico casi siempre gana la competencia.
"Ya no hay un voto distintivamente católico", dijo Rozell a ACI Prensa, pues los católicos, que suman un cuarto del electorado en las elecciones presidenciales, tienden a reflejar la votación de la población en general.
En estas elecciones, señaló, la presencia de dos candidatos católicos a la vicepresidencia "neutraliza la identidad religiosa como un factor", contrarrestando la tendencia a votar por un candidato en base especialmente a una afiliación religiosa.
La participación religiosa más que la identidad religiosa es lo que se asocia más certeramente con las diferencias entre el comportamiento del votante, explicó Rozell.
Aquellos que asusten regularmente a la iglesia, son más propensos a votar por candidatos conservadores, mientras que quienes van a la iglesia con menos frecuencia tienden con mayor probabilidad a votar por candidatos liberales.
"Creo que se trata de divisiones tradicionales" dentro de la comunidad católico, indicó.
En las tres semanas finales antes de la elección, Rozell dijo que los factores más importantes son la "percepción de la gente de la economía", así como la performance de los candidatos en el tercer debate, que será la última impresión para muchos votantes.
A pesar de que el debate final, que se realizará el próximo 22 de octubre, se enfocará en política externa, no deberían sorprenderse de que ambos candidatos aborden temas domésticos en sus discusiones, señaló.