El Dr. Guzmán Carriquiry Lecour, Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, aseguró que “el destino de la catolicidad latinoamericana y el de la mundial están compenetrados”.
En su ponencia titulada “Una nueva apuesta por América Latina”, realizada ayer en el marco del Congreso Teológico Internacional “Firmes en la Fe, sed fuertes”, que tiene lugar en Piura (Perú) del 27 al 30 de setiembre, el laico con el cargo de mayor importancia en el Vaticano, señaló que “en América Latina viven casi la mitad de los católicos de todo el mundo”.
“Si les sumamos los migrantes en Estados Unidos, somos más de la mitad. El destino de nuestros pueblos y el de la Nueva Evangelización, están enraizados”, indicó.
El Dr. Carriquiry recordó que desde Pablo VI, América Latina es conocida como “continente de la esperanza”, una esperanza que no está sustentada ni en “una ideología política ni un movimiento social. Es el amor a Jesucristo el auténtico modelo de la esperanza”.
El experto vaticano remarcó que América Latina no es “una suma de pueblos y etnias. Somos un pueblo a la que la misma geografía, la fe cristiana, la lengua y la cultura han unido en el camino de la historia”.
Carriquiry indicó que a pesar de que algunos han hablado de América Latina “como una tierra de esperanzas perdidas”, ahora se ve frente a grandes oportunidades.
“Estamos viviendo un proceso de crecimiento económico sin igual”, destacó.
La autoridad vaticana indicó que actualmente, “en el bicentenario de nuestra independencia estamos en condiciones mucho mejores para reafirmar y estar independencia”.
Sin embargo, señaló que esta situación debe servir “para construir verdaderas patrias fraternas y reconciliadas”.
“No sirven apologías del neolítico, las meras reservas para indígenas, regreso de brujos y chamanes, el indigenismo anticatólico de ideólogos confusos o deshonestos”, dijo.
Lo que debe hacerse, explicó, es hacer de los pobladores indígenas “conciudadanos, protagonistas del siglo XXI, promoviendo su educación y formación”.
El Dr. Carriquiry también destacó que en los últimos 40 años se han observado procesos de democratización en América Latina, “que han dejado atrás tiempos de desestabilidades y golpes de estado, prácticas aberrantes de asesinatos políticos, desapariciones y torturas. Se trata de una amenaza que hay que derrotar”.
Carriquiry remarcó que “el Estado está al servicio de la persona y la sociedad” y que debe promover leyes dignas y defender el derecho a la vida.
El experto en temas latinoamericanos también se refirió a la esperanza, desde tiempos de los libertadores, de la creación de una patria grande en América Latina, que si bien parecía ser una utopía en aquellos días, se ve cada vez más viable.
Sin embargo, este trabajo para el desarrollo de las naciones latinoamericanas requiere “salir de la apatía, de la indiferencia, del ‘sálvese quien pueda, del todo contra todos. No soñemos con recetas de facilonería. Se requiere de sangre, sudor y lágrimas”.
También se requiere, indicó Carriquiry, “crecimiento en las personas, familias. Construir vínculos, tejido familiar y social”.
“Se necesita también una auténtica revolución educativa”, aseguró.
La educación es, de acuerdo a Carriquiry, “la cenicienta en debates de comadres políticas, y sin embargo deberíamos ponerla como primera prioridad”.
Carriquiry también apuntó la importancia de defender a la familia, como una comunidad abierta a la vida y a la procreación.
“Atentar contra el matrimonio y la familia es atentar contra el presente y futuro de la nación”, subrayó.
La autoridad vaticana lamentó que los medios de comunicación son cada vez más empobrecedores, muchas veces embruteciendo la mentalidad y sembrando sólo brutalidad y violencia.
“Nos toca ahora enfrentar una vida sin sentido”, advirtió, y lamentó que “es paradójico que el ultra liberalismo rechazado hoy sea aceptado en el campo de los comportamientos culturales, que quieran ahora convertirse en derechos aunque atenten en contra de las familias y el matrimonio”.
El Dr. Guzmán Carriquiry aseguró que para poder cumplir esa tarea, los fieles católicos debemos “ser siempre nuevamente evangelizados, urgidos por comunicar por doquier por gratitud y alegría el don del encuentro con el Señor”.
“A los laicos católicos se les pide especialmente que hagan brillar la verdad y el evangelio e Cristo en la vida familiar, en su trabajo, en la vida publica”, indicó.
Al concluir su ponencia, entre los aplausos de los 4500 asistentes, el Dr. Carriquiry exclamó “¡Que reine Cristo en América Latina! ¡Que sean de su Santa Madre las naciones! ¡Que nuestros pueblos tengan vida plena en Cristo y vida en abundancia!”.