En su ponencia durante el Congreso Teológico Internacional, que se realiza en Piura (Perú) del 27 al 30 de setiembre, el Dr. Gustavo Sánchez Rojas, Profesor principal de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, calificó al Catecismo de la Iglesia Católica como un “regalo de Dios para el tercer mileno”, y explicó cómo este surge del Concilio Vaticano II.
Sánchez Rojas aseguró que “el Catecismo es un don para el mundo de hoy, aunque, tal vez no al gusto del mundo de hoy, y en ello reconocemos otra peculiaridad. Es un don valiente, porque propone a los hombres y mujeres del presente una verdad que tal vez incomoda y cuestiona, pero que es la única que transforma y salva”.
El experto recordó que el Beato Papa Juan Pablo II, al presentar el Catecismo, en su discurso del 7 de diciembre de 1992, lo calificó como “precioso”, pues vuelve a proponer fielmente la doctrina cristiana de siempre.
Juan Pablo II dijo además que este documento es un “don oportuno dadas las exigencias y necesidades de la época moderna”.
Sánchez Rojas también dedicó su exposición a recordar el camino que se recorrió hasta la presentación del nuevo Catecismo, y subrayó que su origen “está estrechamente ligado al Concilio Vaticano II, si bien no ha surgido directamente por mandato del mismo Concilio”.
“El Concilio fue una verdadera primavera para la Iglesia, un Pentecostés del siglo XX”, afirmó.
El Profesor de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima aseguró que “gracias al Concilio, la liturgia se volvió más comunitaria y participativa, expresando la centralidad del misterio pascual de Jesús, la primacía de la palabra de Dios y la participación en la redención obtenida por Jesucristo”.
Lamentablemente, recordó Sánchez Rojas, “después de este gran acontecimiento una crisis muy fuerte se abatió sobre la Iglesia”.
“En lugar de los maravillosos frutos que todos esperaban sobrevino una situación anormal y muy negativa, marcada por el caos, la desobediencia, el rechazo a las normas de la Iglesia e incluso a la fe que siempre se había enseñado y creído”, indicó.
Esta crisis también se vivió en la catequesis, anotó Sánchez Rojas, que citó diversos intentos de compendiar la doctrina católica y la enseñanza conciliar en un Catecismo.
El profesor de teología dijo que “la idea de elaborar un catecismo para toda la Iglesia, de alcance universal, surgió del Sínodo de los Obispos de 1985, cuyo tema fue ‘El Concilio Vaticano II a los 20 años de su clausura’”.
El Sínodo concluyó que “es un deseo muy común que se elabore un Catecismo o compendio de toda la doctrina católica, tanto sobre la fe como sobre las costumbres, que sea como el punto de referencia para los catecismos y compendios que se redacten en las diversas regiones”.
“La presentación de la doctrina ha de ser tal que resulte bíblica y litúrgica, presentando la doctrina sana y a la vez acomodada a la vida actual de los cristianos”, manifestaron los Obispos.
Sánchez Rojas recordó además que en 1986, el Papa Juan Pablo II, acogiendo el pedido sinodal, nombró una comisión especial, cuyo objetivo era la elaboración del actual Catecismo.
En 1989, la propuesta fue consultada con Obispos de todo el mundo, y tras las sugerencias, correcciones y aportes del Papa Juan Pablo II, este la aprobó oficialmente el 25 de junio de 1992, entregándola al pueblo de Dios el 11 de octubre de ese año.
Sánchez Rojas señaló que este Catecismo está dividido en cuatro grandes partes, la Profesión de la fe, la celebración del misterio cristiano, la vida en Cristo y la oración cristiana.
“En torno a estos cuatro pilares, Credo, Sacramentos, Mandamientos y Padre Nuestro, se ordena y estructura la exposición completa de la fe católica”, remarcó.
Para el experto, la manera peculiar en la que el Catecismo de la Iglesia Católica presenta los contenidos de la fe “expresa la sensibilidad de la Iglesia ante la mentalidad contemporánea”.
“La Iglesia no rechaza de plano el enfoque antropocéntrico de la cultura de hoy. Antes bien, lo asume y lo abre a una dimensión trascendente que ve en Dios aquella realidad que abre al ser humano más pleno”, señaló.
Sánchez Rojas también reveló que en el Catecismo “aparecen dos citas de nuestra Santa Rosa de Lima. Con este elemento se recoge y plasma la enseñanza del Vaticano II sobre la universal vocación a la santidad insertándola en la enseñanza de la catequesis a través de su instrumento concreto, el Catecismo”.
Con este documento, explicó el experto, queda claro que “la catequesis no es el aprendizaje frío de fórmulas y conceptos, es la enseñanza de la fe que es viva y que encuentra en los santos su concreción más grandiosa”.