El Presidente de la Comisión para la Evangelización y la Catequesis de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB), Mons. David Laurin Ricken, propuso diez sencillos consejos para vivir el nuevo Año de la Fe, que comenzará a partir del próximo 11 de octubre y estará dedicado a la Nueva Evangelización.
Según las indicaciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y a través del sitio web de la USCCB, Mons. Ricken recordó, que el objetivo de este Año, es reforzar la fe de los católicos y acercar al mundo a la fe mediante el ejemplo.
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Para llevar adelante este encargo que el Papa Benedicto XVI encomienda al pueblo de Dios, Mons. Ricken, propone: participar en la Misa, acudir a la confesión, conocer más a los santos, leer la Biblia cada día, conocer los documentos del Concilio Vaticano II, estudiar el catequismo, hacer voluntariado en la parroquia, ayudar a los necesitados, invitar a Misa a los amigos, y encarnar las Bienaventuranzas.
Mons. Ricken, Obispo de Green Bay (Wisconsin), recordó que lo primero es participar en la Santa Misa para vivir un encuentro personal con Dios, del modo más inmediato, "Una participación regular en la Misa refuerza la propia fe a través de las Escrituras, el Credo, las oraciones, la música sagrada, y la homilía, recibiendo la Comunión y formando parte de una comunidad de fe", indicó.
Lo segundo es confesarse. "Los católicos reciben fuerzas y profundizan su fe celebrando el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación", y la Confesión "llama a volver a Dios, a expresar el dolo por las caídas, y a abrir nuestra vida a la potencia de las gracias sanadora de Dios. Perdona las heridas del pasado y fuerza para el futuro".
En tercer lugar, conocer la vida de los santos ayudará a los fieles a tener ejemplos válidos de cómo vivir una vida cristiana, a través de diferentes formas como la docencia, el trabajo misionero, la caridad, o la oración, y tratando de agradecer a Dios en las acciones y decisiones de común de la vida cotidiana.
Leer la Biblia a diario sería otro paso, porque ofrece un acceso directo a la Palabra de Dios y narra la salvación de los hombres, "no se puede prescindir de la Biblia para un sano crecimiento durante el Año de la Fe".
También es recomendable leer los documentos del Concilio Vaticano II -del que se celebra este año su 50 aniversario-, para llevar adelante su trabajo de renovación en el campo de la celebración de la Misa, del papel de los laicos, del ecumenismo y en el diálogo interreligioso.
Otro punto fundamental, es leer el Catecismo de la Iglesia Católica, que desde hace 20 años recoge en un solo volumen los dogmas de fe, de la doctrina moral, de la oración y de los sacramentos de la Iglesia Católica, y sirve como "un verdadero recurso para crecer en la comprensión de la fe".
Participar en la parroquia también puede ayudar a vivir en plenitud el Año de la Fe, porque éste "no puede limitarse al estudio y su reflexión", y para que "los carismas de todos ayuden a construir la comunidad". Según Mons. Ricken, dar acogida, acompañar musicalmente la liturgia, hacer las lecturas, y dar catecismo, son sólo algunos de los papeles en los que ayudar en la vida parroquial.
En octavo lugar, recordó que ayudar a los necesitados es algo fundamental, "la Iglesia pide a los católicos hacer donaciones de caridad y socorrer a los más necesitados durante el año de la fe, porque en el pobre, en el marginado, y en el vulnerable, se encuentra Cristo personalmente".
El Prelado también animó a invitar a los amigos y conocidos a asistir a Misa, "una invitación personal puede realmente marcar la diferencia para alguno que se haya alejado de la fe o se sienta un extranjero dentro de la Iglesia. Todos conocemos a alguien así, por lo que es hermoso llevarlos e invitarlos amigablemente".
Por último, Mons. Ricken animó a encarnar las Bienaventuranzas en la vida diaria, para crecer en la humildad, la paciencia, la justicia, la misericordia, la transparencia y la libertad. "Son precisamente el ejemplo de fe vivida que acerca al Año de la Fe", concluyó.