En su último día en el Líbano, el Papa Benedicto XVI presidió una Misa en el City Center Waterfront de Beirut en la que reafirmó el papel de la Iglesia como servidora de la paz, especialmente en países convulsionados por la violencia como Siria y otras zonas de Medio Oriente.
"La vocación de la Iglesia y del cristiano es servir, como el Señor mismo lo ha hecho, gratuitamente y a todos, sin distinción. Por tanto, en un mundo donde la violencia no cesa de extender su rastro de muerte y destrucción, servir a la justicia y la paz es una urgencia, para comprometerse en aras de una sociedad fraterna, para fomentar la comunión", expresó el Papa ante los Patriarcas Católicos de Oriente Medio, los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Turquía e Irán y unos 300 mil fieles.
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Ante unos 300.000 fieles congregados, el Santo Padre aseguró que "Cristo servidor está cercano a todos los que sufren. Él está a vuestro lado".
"Imploro particularmente al Señor que conceda a esta región de Oriente Medio servidores de la paz y la reconciliación, para que todos puedan vivir pacíficamente y con dignidad. Es un testimonio esencial que los cristianos deben dar aquí, en colaboración con todas las personas de buena voluntad", añadió.
Durante la Misa, en la que entregó la Exhortación Apostólica Post-sinodal Ecclesia in Medio Oriente, Benedicto XVI también recordó que la decisión de seguir a Cristo "es tomar su Cruz para acompañarle en su camino, un camino arduo, que no es el del poder o el de la gloria terrena, sino el que lleva necesariamente a la renuncia de sí mismo, a perder su vida por Cristo y el Evangelio, para ganarla".
"Al promulgar el Año de la fe, que comenzará el próximo 11 de octubre, he querido que todo fiel se comprometa de forma renovada en este camino de conversión del corazón. A lo largo de todo este año, os animo vivamente, pues, a profundizar vuestra reflexión sobre la fe, para que sea más consciente, y para fortalecer vuestra adhesión a Jesucristo y su evangelio", invitó el Santo Padre.