El Obispo de Cúcuta (Colombia), Mons. Julio César Vidal, llamó a los narcotraficantes mexicanos a la conversión, pues con sus acciones solo están generando lágrimas en México.
“El narcotráfico no deja sino lágrimas, desesperanza, desestabilización y a la larga, el narcotraficante no puede disfrutar plácidamente todo el dinero que es capaz de adquirir... cuando el dinero se eleva a un falso ídolo, todo se destruye: los principios, las relaciones, todo y eso, no ha traído sino a México, también como a Colombia, sangre, llanto, dolor y desolación”, expresó durante una visita a México.
Mons. Vidal, que concelebró la Misa dominical con el Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera, recordó a la prensa que en Colombia los integrantes de cuatro cárteles de la droga lo buscaron para iniciar un proceso que les permitiera entregarse a la justicia.
“Ellos comprendieron que la situación que tenían era inhumana en donde ellos se perjudicaban con todo el dinero que ganaban, no lo podían disfrutar, perjudicaban a su familia, perjudicaban a mucha gente, al Estado… no había ganadores sino perdedores. Ellos pensaron que podrían rehacer su vida y vivir con tranquilidad y armonía, como hijos de Dios y como verdaderos ciudadanos”, indicó el Prelado según el Sistema de Información de la Arquidiócesis de México (SIAME).
Sobre la estrategia para combatir el narcotráfico, Mons. Vidal dijo que Colombia usó la violencia y que este “es un modelo bastante revaluado porque nosotros hemos dicho que tanto con la guerrilla como con el narcotráfico, no será nunca con las armas con las cuales se solucionará. Hay que buscar otros mecanismos donde se les ayude a pensar. Allá anhelamos el momento en que la FARC entre en diálogo con el gobierno para trabajar por la paz”.
“Yo invito, por lo tanto, a este querido pueblo mexicano a que desde la ciudadanía afronten esto y a los hermanos que están en el narcotráfico – se los digo de todo corazón- Ustedes son personas, son hijos de Dios, son miembros de un pueblo al cual no pueden torturar por un dinero que no son capaces de gastarse ni de encontrar a través de él la felicidad plena, porque la felicidad plena está en el encuentro con Cristo”, añadió.
Mons. Vidal señaló que “la Iglesia no puede renunciar a buscar que las partes en conflicto se encuentren, discutan, se unan y tengan derroteros que saquen el problema”.