El director de la revista Convivencia, Dagoberto Valdés, dijo que Cuba y la Iglesia necesitan más laicos comprometidos como el fundador del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), Oswaldo Payá, que plasmó su fe católica en la vida pública de la isla a través de iniciativas pacíficas y reconciliadoras como el Proyecto Varela.
"Para la Iglesia, Oswaldo es un paradigma de la vocación y la misión de los laicos cristianos", afirmó Valdés en la edición número 28 de la revista Convivencia, donde hizo un análisis del legado del fundador del MCL, fallecido el 22 de julio junto al activista Harold Cepero en circunstancias no esclarecidas.
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"No abandonó a la Iglesia a pesar de los pesares e incomprensiones. No la utilizó para fines políticos aunque le exigió lo mismo que ella le enseñó: coherencia y fidelidad al Evangelio de Cristo. La Iglesia necesita laicos comprometidos en el mundo de la política, de la sociedad civil, de la cultura, de la economía", señaló el líder católico.
Valdés recordó que conoció a Payá en la Parroquia del Cerro "en los duros años 70", cuando se discriminaba al que iba a la iglesia y se obligaba a "declarar en las planillas de nuestras escuelas si éramos creyentes o no" para luego ser tratados como ciudadanos de segunda categoría.
"Para toda Cuba, Payá es también un ciudadano que optó libremente por permanecer en su país, a pesar de las constantes amenazas y peligros (…), que aprendió de su Maestro Jesús que la verdadera religión es encarnación, cruz y resurrección", añadió.
En ese sentido, dijo que el MCL "fue una expresión de ese compromiso activo y sistemático" y el Proyecto Varela "otra muestra de su fe en acción, siendo el ejercicio cívico más importante en el último medio siglo, que logró trascender las fronteras del MCL para ser y existir con ‘Todos Unidos’".
Luego de toda una vida a favor de los derechos humanos en Cuba, indicó, Payá murió "trágicamente cerca de la ciudad de Bayamo, como buscando las raíces de nuestra cubanía para despedirse de la tierra que tanto amó y por la que tanto luchó pacíficamente".
Sin embargo, afirmó Valdés, los primeros frutos de la muerte de Payá ya se percibieron el día del funeral. Dijo que uno de los principales ha sido el "testimonio de fortaleza espiritual, serenidad y fidelidad a la obra de Oswaldo" mostrada por la familia, sabiendo que entregó su vida a una causa justa y murió cumpliendo un deber cristiano y cívico.
Luego destacó la unidad mostrada por la Iglesia, con fieles y pastores "unidos por la fe en Cristo y por el amor a Cuba, a pesar de las diferencias normales, e incluso deseables, en el sano pluralismo del Pueblo de Dios. Ha sido el fruto de una Iglesia unida en la diversidad, encarnada, profética, dialogante y reconciliadora, comenzando por ella misma".
Finalmente, resaltó el civismo "maduro y tejedor de convivencia" mostrado por la sociedad y el reconocimiento que los diplomáticos acreditados en la isla van dando a la sociedad cubana como un cuerpo plural que madura en su compromiso pacífico por la democracia.
"En el funeral de Oswaldo Payá pude constatar que el pluralismo y el respeto a la unidad en la diversidad han llegado, poco a poco, primero a la vida de la sociedad civil y, de cierta forma, a la vida de la Iglesia, pueblo de Dios. Quiera Dios que también llegue al Estado que debe promoverlos, para que Cuba sea un hogar donde ‘quepamos todos’", expresó.
El texto completo se encuentra en http://convivenciacuba.es/content/view/821/1/