El Presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella afirmó que “la nueva evangelización inicia con la credibilidad de los testimonios”.
Durante su participación en la inauguración del congreso “Proclaim 2012”, que se realiza actualmente en Chatswood (Australia), Mons. Fisichella señaló que la Nueva Evangelización “comienza con la credibilidad de nuestro vivir como creyentes y a partir de la convicción de que la gracia obra y se transforma hasta el punto de convertir el corazón, en un viaje que sigue empeñando al cristiano después de dos mil años de historia”.
El Presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización indicó que el objetivo de la Nueva Evangelización es “formular una nueva ‘apología de la fe’, que requiere que ésta sea verdaderamente un acto libre, fruto de nuestro completo abandono en Dios, por medio del cual cada uno de nosotros se encomienda a Él con el propio intelecto y con la propia voluntad”.
Mons. Fisichella también recordó que, tal como lo dijo el Papa Benedicto XVI, “la Iglesia tiene el deber de anunciar siempre y por doquier a Jesucristo y su Evangelio, porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”.
La autoridad vaticana indicó que la Iglesia, a través de una nueva y continua evangelización, debe asumir “el deber de transmitir un patrimonio vivo de cultura y de valores que no se puede permitir que caiga en el olvido”.
En la actualidad, advirtió Mons. Fisichella, “muchas doctrinas humanas tiene la pretensión de ser mejores de las doctrinas de la fe”.
“Las personas buscan diversas modalidades de religión, que cada uno elige entre las que encuentra más agradables y que procuren una experiencia religiosa que parezca más satisfactoria ante las necesidades del momento”, lamentó.
Ante esto, Mons. Fisichella señaló que la Nueva Evangelización debe tener la capacidad y el deber de “saber cómo dar una explicación de nuestra fe, indicando a Jesucristo, el Hijo de Dios, como el único salvador de la humanidad”.
La autoridad vaticana también indicó que el Año de la Fe es una gran oportunidad para que la comunidad cristiana ofrezca verdaderas “amistades de la fe” a quienes anhelan encontrar a Dios en sus propias vidas.