Los participantes del 17º Congreso Internacional Ciencia y Vida realizado en Bogotá (Colombia), pidieron poner al ser humano como centro de la actividad económica y empresarial para evitar que la cultura que ha generado la crisis económica en Europa y Estados Unidos se convierta “también en la cultura dominante de América Latina”.
“Llamamos a la reflexión para que con base en nuestras peculiaridades culturales, que aún permanecen abiertas al pensamiento social cristiano, promovamos una actividad económica y empresarial que coloque en el centro al ser humano, y, al tiempo, sepamos presentar alternativas al pensamiento económico dominante en su intento de instrumentalizar, serializar, y servirse de las personas para el aumento de beneficios”, expresaron en la Declaración de Bogotá.
En el texto, advirtieron que en la raíz de la actual crisis se encuentran ciertos males de la cultura dominante como el fundamentalismo secularista, el individualismo, el materialismo y el utilitarismo, de los que deriva “el economicismo y la especulación financiera que en últimas instancias ponen al descubierto el desconocimiento de la dignidad del ser humano”.
Por ello, llamaron a los estados y sociedades en general a colocar nuevamente la dignidad humana como origen y la finalidad de la actividad económica. “En esta dirección se puede sostener que el primer objetivo de la responsabilidad social de las empresas es doble: por un lado, se centra en los propios empleados y sus familias, sus condiciones de trabajo dignas, y en general su verdadero bienestar; por otro, en servir al progreso de la sociedad en general sin exclusiones de ningún tipo”, indicaron.
En ese sentido, recalcaron “la importancia de tomar en consideración que la identidad humana es una identidad familiar y que la familia en su conjunto debe de estar presente y tomarse en consideración a la hora de plantear y tomar decisiones estratégicas, de funcionamiento y de organización empresarial”.
Asimismo, recordaron la importancia de la salud y el papel de la familia en la educación de los hijos. Sin embargo, aclararon que la formación de los menores “debe profundizar en los fundamentos de la dignidad del ser humano” y el respeto a los derechos humanos.
“La familia, con la colaboración de la escuela, es el ámbito más decisivo para colocar los cimientos de la educación en su totalidad y en lo particular en la economía. La meta en este campo es conseguir que los hijos tomen consciencia de los recursos a su disposición, de la forma de afrontar las situaciones económicas cotidianas, de aprender a consumir y a compartir, de llegar a participar en la construcción de una sociedad con mejores oportunidades para todos”, señalaron.
Los firmantes señalaron que “los retos que ante este hecho se presentan a nuestras sociedades no son solo problema de los Estados. Los empresarios, los educadores, los padres de familia y en general todos los ciudadanos de bien pueden aportar su concurso para superarlos”.