El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani, afirmó que es “hora de que el Perú sea la Patria de todos”, como una sola familia “sin ideologías clasistas que con slogans violentistas pretenden simplificar en breves frases el odio que promueven”.
En su homilía, durante la Misa y Te Deum que presidió el 28 de julio en la Basílica Catedral de Lima por el 191 aniversario de la Independencia del Perú, el Cardenal Cipriani afirmó que “toda libertad está siempre normada, en su interior, por el sentido de la conciencia del deber, y en lo exterior por el imperio de la ley, no de las ideologías ni de las venganzas ni resentimientos que no perdonan ni aceptan el perdón”.
A la Misa presidida por el Cardenal, asistieron las principales autoridades del país, entre ellos el Presidente de la República, Ollanta Humala, el Presidente del Congreso, Víctor Isla Rojas y el Presidente del Poder Judicial, César San Martín. También estuvieron presentes los miembros del gabinete ministerial, congresistas de la república, miembros del cuerpo diplomático acreditado en el país y autoridades militares.
El Cardenal lamentó que “la palabra libertad se ha convertido realmente en mágica. Todos hablan y reclaman más libertad y, al mismo tiempo, pareciera que todos queremos imponer nuestra libertad a los demás”.
“La libertad es el vínculo de la verdad conocida, un don maravilloso que Dios nos ha regalado para que cada uno lo desarrolle con sacrificio”, señaló.
El Arzobispo de Lima subrayó que la tolerancia y el diálogo sólo serán útiles si la verdad brilla, y si todos los esfuerzos para promover los valores se enmarcan en el derecho que surge de la ley.
El Cardenal Cipriani, que durante once años fue Arzobispo de Ayacucho, la población peruana más afectada por el actuar del grupo terrorista Sendero Luminoso, dijo que “mi espíritu se subleva ante la mentira y la injusticia con la que algunos, de manera constante, pretenden desconocer el sacrificio tantas veces heroico de nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, que unidos al pueblo organizado en las rondas campesinas afirmaron con su presencia y con sus vidas la identidad de nuestra Patria”.
“Un pueblo sin memoria es una Patria sin alma. Y peor aún, un pueblo cuya memoria está vejada constantemente por sesgos de mentiras ideológicas es una Patria sin identidad propia”.
El Cardenal remarcó que una democracia no puede funcionar sin valores, y criticó que “la evolución mundial en las últimas décadas tiende cada vez más a concebir el auténtico derecho como la capacidad de decirlo todo a través de los medios de comunicación, como licencia para expresarlo todo”.
“Así vemos cómo se denuncian como meros tabúes los valores de la tradición ética, especialmente en el campo de la moral sexual, del matrimonio y de la defensa de la vida y de la familia”, criticó.
El Arzobispo de Lima también se refirió al rol de la Iglesia Católica en la educación, y subrayó que esta colabora en la formación de los estudiantes de todos los niveles y en todas sus modalidades, con una mentalidad de servicio a la sociedad y promoviendo el bien común.
El Cardenal Cipriani subrayó que “los alumnos han de ser educados en la responsabilidad, en tener una sana inquietud por los problemas de los demás y un espíritu generoso que los lleve a enfrentarse con estos problemas y procurar encontrar la mejor solución contando para ello con un cuerpo orgánico de doctrina social”.
“La propuesta educativa que la Iglesia ofrece siempre es tolerante y no impone el pensamiento único. La responsabilidad educativa es demasiado importante para los padres de familia y para el futuro de la sociedad y, por supuesto, para los mismos alumnos como para dejarla en manos de propuestas ideológicas violentistas y desfasadas”, señaló.
El Arzobispo también remarcó que la fuerza de la Patria es la unidad, por lo que se debe evitar que predomine el egoísmo, que convierte a las instituciones y personas en cuerpos sin alma ni espíritu.
“Cuando grupos movidos por ideologías del egoísmo, la mentira y la violencia, se pretenden aislar de la unidad que es la Patria, ese gran valor de todo cuerpo organizado, se debilita y surgen esas marejadas de pasiones, de violencia, de ideas y de propósitos que estancan y maltratan a la sociedad retrasando su progreso”, lamentó.
El Cardenal indicó que “la Iglesia, que no es un partido político, ni una ideología social, ni una organización mundial de concordia o de progreso material, reconoce, enseña y promueve el amor a la Patria y respalda, desde su identidad, múltiples iniciativas al servicio de los más necesitados”.
“No concibo que se ame a la Iglesia, que es nuestra Madre, y se hable de ella con frialdad y con desapego. El amor exige fidelidad y lealtad siempre y se prueba en el dolor y en el sacrificio”, enfatizó.
El Arzobispo de Lima también saludó por Fiestas Patrias a todos los peruanos, y les exhortó a mantenerse unidos afirmando la solidaridad y la inclusión, cuidando a la familia y a los hijos, y buscando la verdad y el desarrollo moral de la juventud.
“La libertad tiene mucho que ver con el sentimiento de la casa familiar y de la pertenencia a la Patria. Defender estos principios esenciales es defender todo lo que hace preciosa y digna de vivirse la vida humana: es decir el legado de nuestros padres, nuestra dignidad, personalidad y autonomía nacional y las santas leyes de Dios”, concluyó.