Desde Castel Gandolfo, en sus palabras posteriores al rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI pidió encarecidamente a la comunidad internacional actuar para poner fin al derramamiento de sangre en Siria, debido al enfrentamiento entre el régimen gobernante y las fuerzas insurgentes, en el que han perdido la vida miles de civiles.
“Al renovar mi cercanía a la población que sufre y el recuerdo en la oración, reitero un imperioso llamamiento para que se detenga toda violencia y derramamiento de sangre”, y “pido a Dios la sabiduría de corazón, en particular, para quienes tienen mayor responsabilidad, para que no se escatimen esfuerzos en la búsqueda de la paz a través del diálogo y la reconciliación, también por parte de la comunidad internacional, con el objetivo de una adecuada solución política al conflicto”, exhortó.
El Papa indicó que sigue muy de cerca y con gran preocupación los trágicos y crecientes episodios de violencia en Siria, “con la triste sucesión de muertos y heridos, también entre los civiles, y un enorme número de desplazados y de refugiados en los países limítrofes”, por lo que pidió además “que se garantice la necesaria asistencia humanitaria y la ayuda solidaria”.
Ante la oleada de atentados sin autoría reclamada, aunque todo apunta a grupos terroristas islámicos partidarios de Al Qaeda, el Santo Padre expresó su preocupación por la población, tras la muerte de al menos 111 personas y 235 heridos.
Benedicto XVI expresó su deseo y apoyo en la oración para que “este gran país pueda encontrar la senda de la estabilidad, de la reconciliación y de paz”.