En sus palabras previas al rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI pidió a los fieles redescubrir la importancia de saciar no sólo el hambre material, sino, sobretodo, aquél más profundo de Dios, de la verdad y del amor a través de la participación en la Eucaristía, siempre de manera fiel y responsable.
Al dirigirse a los cientos de peregrinos reunidos en el claustro del Palacio de Castel Gandoldo, el Santo Padre explicó que “Jesús no es un rey terrenal que ejercita el dominio, si no un rey servidor, que se inclina sobre el hombre para saciar no sólo el hambre material, si no sobretodo aquel más profundo, aquel de Dios”.
“Pidamos al Señor que nos haga redescubrir la importancia de nutrirnos no sólo de pan sino de verdad, de amor, de Cristo, del cuerpo de Cristo, participando fielmente y con gran consciencia de la Eucaristía, para unirnos cada vez más íntimamente a Él”.
El Papa expresó que “el alimento eucarístico no es el que se transforma en nosotros, sino que nosotros somos los misteriosamente transformados”, y recordó que a través del Misterio de la Eucaristía “Cristo nos nutre uniéndonos a sí; nos atrae dentro de sí’”.
Al explicar el milagro de los panes, el Santo Padre señaló que “Jesús no nos pide aquello que no tenemos, pero nos hace ver que si cada uno ofrece lo poco que tiene, el milagro puede cumplirse siempre de nuevo: Dios es capaz de multiplicar cada uno de nuestros pequeños gestos de amor y hacernos partícipes de su don”.?
El Papa explicó, al comentar el Evangelio del día, que, luego de la escena de la multiplicación de los panes, Jesús explica en la sinagoga de Cafarnaúm que Él es “el ‘pan’ que da la vida”.
Con estas palabras, adelantó los hechos de la Ultima Cena, donde “tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados”.
“El hincapié sobre la temática del ‘pan’ que es compartido y sobre el dar gracias (eucharistesas en griego) recuerdan la Eucaristía, el Sacrificio de Cristo por la salvación del mundo. La mirada se orienta hacia la Cruz, el don total de amor, y hacia la Eucaristía, el perpetuarse de este don: Cristo se hace pan de vida para los hombres”.
Benedicto XVI remarcó que “para que el hombre pudiese comer el pan de los ángeles, el Señor de los ángeles se ha hecho hombre. Si Él no se hubiese hecho hombre no tendríamos su cuerpo; no teniendo el cuerpo propiamente suyo, no comeríamos el pan del altar”.
Por ello, el Santo Padre señaló que la Eucaristía “es el permanente gran encuentro del hombre con Dios, en el que el Señor se hace nuestro alimento, y se da a sí mismo para transformarnos en Él”.
?El Papa resaltó la humildad de la que el mensaje de Dios se sirve, y explicó que durante la escena de la multiplicación, es advertida también la presencia de un muchacho, que ante la dificultad de saciar a tanta gente, comparte con la multitud lo poco que tiene: cinco panes y dos pescados.
“El milagro no se produce a partir de nada, sino de un primer modesto compartir de aquello que un simple muchacho llevaba consigo”, subrayó el Papa.
Benedicto XVI señaló que “la multitud permanece atónita ante el prodigio: ve en Jesús el nuevo Moisés, digno del poder, y el nuevo maná, el futuro asegurado, pero se detienen ante el elemento material, y el Señor, ‘siendo consciente de que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña’”.
En su saludo a los peregrinos de lengua española, el Santo Padre quiso recodar especialmente a quienes están pasando por momentos difíciles o dolorosos, sometidos a duras pruebas, e invitó a todos “a acoger en este domingo la Palabra de Dios que la Iglesia nos propone en la liturgia”.
“Meditémosla con un corazón humilde y llevémosla a la práctica con sencillez. Que María, la Santísima Virgen, nos muestre siempre su amor de Madre”.
Finalmente, el Papa invitó a todos a orar “para que jamás falte a nadie el pan necesario para una vida digna, y que sean derribadas las desigualdades no con las armas de la violencia, si no con el compartir y el amor”.