El Arzobispo de La Plata (Argentina), Mons. Héctor Aguer, lamentó que el país eche de menos la religiosidad y patriotismo que lo caracterizaron durante los primeros años de su formación.
Durante la Misa por la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, el Prelado destacó la importancia de esta advocación mariana en la vida argentina cuando recordó el episodio histórico del 5 de enero de 1817, cuando en Mendoza el general San Martín “presidió la jura de Nuestra Señora del Carmen como patrona del ejército de los Andes, puesto bajo su protección antes de emprender la campaña libertadora”.
“En la esquina del convento de San Francisco, los soldados, que llevaban el escapulario, aguardaron la salida de la imagen de María; San Martín y una guardia de honor entraron en procesión con ella para asistir en el templo a la bendición de la bandera, la misa y el tedeum. El general y su Estado Mayor, de brillante uniforme, el gobernador Luzuriaga, el Cabildo y una nutrida concurrencia representaban a la sociedad mendocina”.
“Allí en la plaza la imagen fue colocada en el altar que se alzaba sobre un entablado; el general San Martín le puso su bastón de mando en la mano derecha, declarándola con ese gesto patrona del ejército de los Andes. En 1861 un terremoto destruyó el templo de San Francisco; entre los escombros se encontró intacta la imagen de Nuestra Señora de Carmen”.
Sin embargo, lamentó que aquel acontecimiento, patriótico y religioso, contraste “con la triste realidad actual, en la que echamos de menos la religiosidad y el patriotismo”.
Ante ello, llamó a los argentinos a mantener siempre la súplica ardiente a la Virgen y recordarle “que aunque haya pasado mucho tiempo y sean otros los lances, aunque no se usen oficialmente ya esos nombres, ella, la Virgen del Carmen, sigue siendo nuestra patrona y generala: ¿qué será de nosotros, Señora, si tú no nos ayudas?”.
Durante la Misa, el Prelado también señaló que nunca será suficiente lo que se hable sobre la Virgen María y su papel dentro de la Iglesia. “Desde el hoy de la eternidad María ejerce sobre nosotros su maternidad en el orden de la gracia, y nosotros experimentamos una relación filial con ella”, afirmó.
“Orígenes, el gran teólogo del siglo III, escribió: `Nadie puede comprender el sentido del Evangelio si no ha reclinado su cabeza sobre el pecho de Jesús y si no ha recibido de él a María por madre. En esta frase se reconoce que María ejerce una maternidad espiritual por la cual los cristianos comprenden y viven el Evangelio'”, añadió.