El próximo 31 de julio la Iglesia de México celebrará el 10º aniversario de la canonización de San Juan Diego de Cuauhtlatoatzin, el indígena vidente de la Virgen de Guadalupe en 1531.
Para recordar la primera década de la canonización de Juan Diego se han programado diversos eventos que serán presididos por el Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera.
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Según indica el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), las celebraciones se iniciarán a las 10 a.m. con un homenaje a San Juan Diego en la explanada de la Antigua Parroquia de Indios, donde está enterrado.
Al mediodía, el Cardenal oficiará una Misa en la Basílica de Guadalupe y por la tarde, de 3 a 7 p.m., continuará la celebración en la Antigua Capilla de Indios.
El Beato Juan Pablo II canonizó a Juan Diego, durante su quinta y última visita a México, en una Eucaristía que presidió el 31 de julio de 2002 en la Basílica de Guadalupe. En ella le pidió que siempre acompañe a la Iglesia peregrina de ese país, "para que cada día sea más evangelizadora y misionera".
"Alienta a los obispos, sostén a los sacerdotes, suscita nuevas y santas vocaciones, ayuda a todos los que entregan su vida a la causa de Cristo y a la extensión de su Reino", dijo el Papa en aquella ocasión.
San Juan Diego
Nació en 1474 en Cuauhtitlán, México, recibiendo el nombre de Cuauhtlatoatzin, que quiere decir "el que habla como águila". Perteneció a la clase más baja del Imperio Azteca, sin llegar a ser esclavo.
Entre 1524 y 1525 se convirtió al cristianismo y fue bautizado junto a su esposa. Recibió el nombre de Juan Diego y ella el de María Lucía. Antes de su conversión ya era un hombre muy piadoso y de carácter místico.
Luego de la muerte de su esposa, en 1529, se fue a vivir con su tío Juan Bernardino en Tolpetlac, a 14 kilómetros de la iglesia de Tenochtitlán. En una de sus caminatas a Tenochtitlán ocurrió la primera aparición de la Virgen de Guadalupe. Él tenía 57 años.
Luego del milagro Juan Diego fue a vivir a un pequeño cuarto pegado a la capilla que alojaba la santa imagen tras dejar todas sus pertenencias a su tío y pasó el resto de su vida difundiendo el relato de las apariciones entre la gente de su pueblo.
Murió a los 74 años el 30 de mayo de 1548.