El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, invitó a los fieles a reflexionar sobre las solemnidades de la Santísima Trinidad y el Corpus Christi, pues son "los dos misterios centrales de nuestra fe católica".
"La Trinidad y la Eucaristía nos dicen quién es Dios y cuánto nos ama. Ellos nos hablan sobre sus grandes expectativas para nuestras vidas. Y esos misterios nos hablan de su plan para el mundo", afirmó en su última columna publicada en ACI Prensa.
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En ese sentido, dijo que el plan de amor que Dios tiene para cada persona y el mundo "tiene una meta. Él quiere unir todo en el cielo y en la tierra en perfecta unidad en Jesucristo. Él quiere que tú y yo –y todos en el mundo entero- compartan en la gloria de su vida bendita como la Trinidad".
Tras recordar que Dios "nos hace sus hijos e hijas amados en el Bautismo", Mons. Gómez indicó que el plan de amor del Padre se revela en la Eucaristía. "Como Jesús se dio a sí mismo en amor para compartir nuestra condición humana, ahora Él se da a sí mismo como nuestro pan diario. Para fortalecernos en nuestra jornada en esta vida. Para estar con nosotros y vivir con nosotros. Para que crezca su vida divina dentro de nosotros", afirmó.
El Arzobispo de Los Ángeles dijo que "la Eucaristía es el sacramento del amor y una escuela de amor", pues "en tanto que nosotros encontramos a Jesús escondido bajo las apariencias del pan y el vino, comenzamos a sentir su presencia en la gente que encontramos cada día", porque los vemos como hijos de Dios y como hermanos.
Llamado a los sacerdotes
En su columna, Mons. Gómez dijo que este año vio "un hermoso simbolismo" en las celebraciones de la Santísima Trinidad y el Corpus Christi.
"La semana pasada, el día anterior al Domingo de la Trinidad, ordené cuatro nuevos sacerdotes. Esta semana, el día anterior a Corpus Christi, ordenaré nuevos diáconos para servir en el altar de Dios", indicó.
Dijo que "este es un hermoso recuerdo de que el ministro ordenado permanece en el corazón de la misión de la Iglesia y en el corazón de la economía de salvación de Dios. En el plan de Dios, el sacerdote es un servidor y un signo. El sacerdote abre para nosotros el corazón de Jesucristo. Él es el instrumento que nos da las aguas vivas y el pan de vida".
Mons. Gómez pidió a los fieles orar por sus semejantes y "especialmente por nuestros sacerdotes que nos traen a Jesús. Y recordemos orar cada día para que Jesús llame muchos más hombres a este hermoso trabajo de ser sus sacerdotes".
"Pidamos a María, nuestra Santísima Madre, que nos ayude a entender realmente los misterios de nuestra fe, y a vivir realmente esos misterios. De modo que podamos conocer la verdadera alegría en esta vida. Y así, que cada día nos preparemos para vivir para siempre en la luz bendita del Reino por venir", concluyó.