Este 31 de mayo los católicos de todo el mundo celebran la fiesta de la Visitación de la de la Virgen María a su prima Isabel.
Según narran los evangelios, el ángel Gabriel le dijo a María que así como ella iba a ser la Madre de Jesús, su prima Isabel también estaba encinta de Juan el Bautista. La joven doncella de Nazaret estuvo ayudando a su pariente durante tres meses.
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De este relato evangélico surgen dos importantes oraciones: la segunda parte del Avemaría y el canto del Magnificat, en el que la Virgen alaba a Dios por sus maravillas. Cuando Isabel oyó el saludo de María, "el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: ‘¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno’".
En una de sus catequesis sobre este episodio, el Beato Juan Pablo II?explicaba que "con la expresión ‘mi Señor’, Isabel reconoce la dignidad real, más aún, mesiánica, del Hijo de María. En efecto, en el Antiguo Testamento esta expresión se usaba para dirigirse al rey y hablar del rey-mesías".
San Bernardo de Claraval señala que "desde entonces María quedó constituida como un "Canal inmenso" por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones".
Fue el Papa Urbano VI en 1389 quien extendió esta celebración a toda la Iglesia.
Más información sobre esta fiesta en: http://www.aciprensa.com/Maria/visitacion.htm