Kurt von Schuschnigg Jr., hijo del canciller de Austria durante la Segunda Guerra Mundial, contó que su fe católica lo ayudó a superar esos tiempos difíciles y las atrocidades cometidas por los nazis.
En una entrevista con ACI Prensa acerca de su nuevo libro "Cuando Hitler tomó Austria", Von Schuschnigg, cuyo padre era canciller de Austria cuando los nazis la invadieron en 1938, señaló que "la fe es siempre algo grande cuando estás en problemas. Lamentablemente, hoy ya no hay mucha gente que se aferra a la fe".
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Asimismo explicó que su padre se opuso a que las tropas alemanas ingresen al país, pero se dio cuenta de que no estaban equipados para combatir. Para evitar la masacre del pueblo austriaco, el canciller renunció a su puesto y fue enviado luego, junto a su esposa, al campo de concentración de Sachsenhausen.
Von Schuschnigg Jr. pudo completar su educación y se le envió a un buque de la Armada, para luego desertar del ejército alemán y huir de la Gestapo.
Trabajó en este libro junto a su esposa, Janet, que creció en Atlanta (Estados Unidos), ya se había dado cuenta de que la historia de la toma de Austria no era enseñada en las escuelas, por lo que decidió grabar los hechos que su esposo le había contado.
El libro no es un alegato a favor de nada, precisó, sino que simplemente está tratando de explicar cómo era la vida de las personas en Austria durante la invasión nazi. "Estados Unidos debería saberlo. El resto del mundo debe saberlo", subrayó.
Kurt von Schuschnigg cree que la providencia de Dios le ayudó en ese tiempo difícil, manifestándose en ocasiones a través de los gestos audaces de otras personas.
Recordó un caso en 1945, cuando un médico alemán en Munich le salvó la vida. Debido a las leyes de la responsabilidad de la familia, el doctor debería haberlo entregado a la Gestapo, que lo habría ejecutado o llevado a un campo de concentración. Sin embargo, el médico, cuyo nombre nunca supo, le permitió escapar.
También recordó cómo su institutriz austriaca lo había llevado con valentía el día en que su padre fue detenido, poniendo en riesgo su propia seguridad al hacerlo. "Ella nunca pudo conseguir un trabajo de nuevo", contó.
Janet von Schuschnigg describió a la familia de su marido como "centrada en Dios", pues a pesar de todo lo que pasó siguen siendo buenos católicos. "Usted ya no encuentra tantos buenos católicos en Austria", continuó, explicando que la Iglesia ha sido objeto de una dura persecución.
Su esposo añadió que si bien hay muchas buenas personas que llevan "una vida feliz" en Austria, en gran parte han sido obligadas a "olvidar el pasado" para hacerlo. Sin embargo, para Von Schuschnigg, la fe ha jugado un papel importante, tanto en los tiempos buenos y malos.
Von Schuschnigg recordó una bendición papal escrita a mano, que se le entregó a su familia y le ayudó a confiar en Dios en circunstancias difíciles. En una ocasión, relató, fue capaz de pasar de contrabando la Eucaristía a su padre en el campo de concentración.
Esto sólo fue posible, explicó, porque los guardias habían estado allí durante cuatro años, y se habían convertido en amigos. Los guardias eran "amables" y gente "decente", reflexionó, a pesar de que habrían disparado a sus padres sin dudarlo si se les hubiera ordenado hacerlo.
Cuando Von Schuschnigg intentó decirle a alguna familia sobre las cosas que había atestiguado en el campo de concentración, ellos le restaron importancia, negándose a creer sus historias y defendiendo a los nazis.
Kurt von Schuschnigg no considera sus acciones como heroicas, sobre todo porque en el momento nadie pensó en ellos mismos como héroes. "Fuimos los sobrevivientes", dijo a ACI Prensa.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la familia Von Schuschnigg fue liberada y se trasladó a Estados Unidos y ahora tienen la ciudadanía de ese país. Aunque no se ha olvidado de las atrocidades que presenciaron o experimentaron, Von Schuschnigg ha perdonado a los responsables de causar el dolor de la familia, una habilidad por la que su esposa se manifiesta muy impresionada.
Kurt von Schuschnigg explicó que él no culpa a quienes le hicieron daño, porque sabe que "lo hicieron por miedo". Tienes que ser capaz de perdonar, señaló.
También describió el "terror" que prevalecía en la atmósfera del país, en que uno nunca podía confiar en la gente que le rodeaba. Tanto él como su esposa Janet guardan la esperanza de que su libro "Cuando Hitler tomó Austria" inspirará a la gente a reevaluar sus vidas.
Janet explicó que el libro es un ejemplo de disciplina y fe, virtudes que son muy necesarios hoy, cuando muchas personas buscan la gratificación inmediata pero descubren que no son realmente felices. "El mundo es un desastre en este momento. Es aterrador. La gente no va a la iglesia más", lamentó.
Kurt von Schuschnigg se mostró de acuerdo con su esposa y añadió que muchos de los valores que eran fuertes en su infancia se han perdido por la sociedad.
La restauración de estos valores es fundamental, y debe comenzar en el hogar, afirmó. "No todo se puede hacer por las escuelas. Viene de la familia", señaló.