Esta mañana, en sus palabras previas al rezo del Regina Caeli, el Papa Benedicto XVI recordó que unidos a Jesús, todos los retos son posibles, porque quien le sigue y cultiva su fe, cosecha grandes frutos espirituales en la viña del Señor.
Ante los miles de fieles reunidos a pesar de la lluvia en la Plaza de San Pedro, Benedicto XVI explicó que “es indispensable permanecer siempre unidos a Jesús, y depender de Él, porque separados de Él, nada podemos hacer”.
En este sentido, el Santo Padre recordó una carta escrita a Juan el Profeta, quien vivió en el desierto de Gaza durante el siglo V. "Un fiel le planteó la pregunta: ‘¿Cómo es posible mantener unidas la libertad del hombre y el no poder hacer nada sin Dios?’, a lo que el monje respondió: ‘Si el hombre inclina su corazón hacia el bien y pide a Dios la ayuda, recibe la fuerza necesaria para cumplir la propia obra. Por eso la libertad del hombre y la potencia de Dios emanan unidas”.
“Esto es posible porque el bien viene del Señor, pero se cumple a través de sus fieles", señaló el Papa.
"Queridos amigos, cada uno de nosotros es como un sarmiento, que vive sólo si cada día, hace crecer su unión con el Señor, en la oración, en la participación de los Sacramentos, y en la caridad”.
Al explicar el Evangelio de hoy, Benedicto XVI recordó una de las enseñanzas de Jesús a sus discípulos, “yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador”.
“A menudo en la Biblia, Israel es comparado con una viña fértil cuando le es fiel a Dios, pero, si se aleja de Él, se vuelve estéril, e incapaz de producir aquel ‘vino que alegra el corazón del hombre’”, indicó.
Benedicto XVI subrayó que “quien ama a Jesús, verdadera vid, produce frutos de fe para una abundante cosecha espiritual. Supliquemos a la Madre de Dios para que permanezcamos sólidamente injertados en Jesús y para que cada una de nuestras acciones tenga en Él su inicio y en Él su cumplimiento”.
“Señor Jesús, sin ti no podemos hacer nada. Tú de hecho eres el verdadero jardinero, creador, cultivador y custodio de tu jardín, que plantas con tu palabras, riegas con tu espíritu, haces crecer con tu potencia”, dijo el Santo Padre, recordando las palabras del Beato cisterciense Guerrico de Igny.
El Papa señaló que “la verdadera viña de Dios, la vid verdadera, es Jesús, quien con su sacrificio de amor nos da la salvación, y nos abre el camino para formar parte de su viña. Y tal y como Cristo permanece en el amor de Dios Padre, los discípulos, con sabiduría, podados por las palabras del Maestro se unen profundamente a Él, convirtiéndose en sarmientos fructíferos, que producen abundante cosecha”.
Benedicto XVI recordó que San Francisco de Sales escribió que “el sarmiento unido al tronco produce fruto no por propia virtud, sino por la virtud de su cepa: por tanto, a través de la caridad fuimos unidos a nuestro Redentor”.
A través del Bautismo, indicó el Papa, “la Iglesia nos injerta como sarmientos en el misterio pascual de Jesús, en su misma Persona”, y como “ramajes recibimos la preciosa linfa para participar en la vida divina”.
“Con la ayuda de los Pastores de la Iglesia, también nosotros como discípulos, crecemos en la viña del Señor vinculados por su amor. Si el fruto que debemos llevar es el amor, precisamente su condición es este ‘permanecer’ que está relacionado profundamente con aquella fe que no abandona al Señor”.
En su saludo a los peregrinos de lengua española, el Santo Padre resaltó la hermosa imagen de la viña y los sarmientos del Evangelio, “con la cual se nos manifiesta cómo la unión con Cristo es la fuente de vida y nos lleva a dar mucho fruto”.