El P. Federico Lombardi, Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, afirmó que, con su visita a México en marzo de este año, el Papa Benedicto XVI quiso dejar "un signo de su presencia y de su palabra para todo el continente".
En entrevista realizada por Rosa Maria Ordaz para ACI Prensa, el P. Lombardi explicó que México fue el lugar idóneo para este gesto, "porque es un lugar central de la devoción, de la fe y de la cultura Iberoamericana gracias a la presencia de la Virgen de Guadalupe, aunado a una gran tradición de fe".
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"El Papa, desde México, emitió este mensaje para todos los pueblos de Latinoamérica especialmente para los de habla hispana. Por eso este viaje no sólo fue a México y León sino a todo un Continente.
El P. Lombardi, quien visitó México por segunda vez, luego de la canonización de San Juan Diego en julio de 2002, expresó que este país "quiere mucho al Papa. Esta nación ha acogido a los dos últimos Papas con gran cariño, con un gran entusiasmo, es un pueblo que tiene raíces espirituales muy profundas; que se expresan de una manera muy espontánea y auténtica".
Según el portavoz del Vaticano, las expectativas del viaje del Papa Benedicto XVI a México se vieron rebasadas por la ternura y el amor al Santo Padre que exhibieron los mexicanos.
El P. Lombardi señaló que dos momentos particularmente emotivos fueron la Misa celebrada ante más de medio millón de fieles, así como el encuentro de Benedicto XVI con los mariachis en el exterior del colegio Miraflores. En esa ocasión, el Papa se puso un sombrero de charro y señaló que entendía entonces "por qué mi predecesor (el Beato Papa Juan Pablo II) ha dicho ‘yo soy mexicano’".