Meg Jay, psicóloga clínica de la Universidad de Virginia (Estados Unidos), publicó el artículo "La desventaja de cohabitar antes del matrimonio" donde advirtió que las parejas que conviven antes del matrimonio son más proclives al divorcio.
En el artículo, publicado el 14 de abril por The New York Times, la psicóloga señaló que existe un "efecto cohabitación" que hace que los convivientes tiendan a estar más insatisfechos con sus matrimonios y por tanto más expuestos al divorcio que las parejas que no convivieron antes de casarse.
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Según indicó, al principio los investigadores atribuyeron este efecto a que los convivientes eran menos adeptos al matrimonio y más abiertos al divorcio. Sin embargo, nuevas investigaciones señalan que el riesgo se encuentra en la misma convivencia.
El artículo, reproducido por la agencia AICA, señaló que las personas que rondan los 20 años de edad suelen llegar a la convivencia de manera no discernida, como una consecuencia de dormir en la casa del otro periódicamente sin demasiada reflexión.
Por lo tanto, se llega a la decisión de convivir sin demasiado diálogo y sin advertir las diferentes percepciones que varones y mujeres tienen sobre la convivencia.
Según el artículo, las mujeres tienden a ver la convivencia como un paso al matrimonio, mientras que los hombres la ven como una prueba de la relación o forma de posponer un compromiso. Sin embargo, indicó Jay, hombres y mujeres coinciden en que sus estándares para un conviviente son más bajos que para un esposo.
Asimismo, advirtió que contra lo que se cree, los hechos han demostrado que la convivencia no llegar a ser más conveniente económicamente, debido a los costos comunes que se comparten y otras razones que dificultan la ruptura.
En Estados Unidos había en 1960 unas 450.000 parejas no casadas. Esta cifra se incrementó en 1.500 por ciento, llegando a más de 7.500.000 en la actualidad.
Ante esto, el Centro de Bioética de Argentina criticó el anteproyecto de reforma al Código Civil impulsado por el Gobierno de Cristina Fernández, pues "resultaría una forma de impulsar las convivencias, a las que regula de manera muy detallada, a la vez que desjerarquiza al matrimonio al que no le impone casi ningún deber y lo reduce a un mero pacto revocable en cualquier momento.
"Creemos que esta reforma proyectada tiene graves consecuencias sobre el bien común y el bien concreto de las personas involucradas", advirtió.