La alegría es una palabra que calificaría a Benedicto XVI, afirmó el periodista y escritor Andrea Monda en un libro donde recopila extractos de los mensajes que a lo largo de su sacerdocio ha dado el actual Papa.

"Partimos de una de las numerosas afirmaciones suyas sobre la importancia, para el cristiano, de la alegría, y tratamos de aplicarla a este Papa que se presentó apenas fue elevado al papado como ‘humilde trabajador en el viña del Señor’", expresó Monda en su libro "Bendita la humildad. Las virtudes sencillas de Joseph Ratzinger", citado este lunes por el vaticanista Sandro Magister con motivo del cumpleaños 85 del Pontífice.

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Para ello, Monda citó las declaraciones que Santo Padre dio en el libro-entrevista "Luz del mundo", donde afirmó que "toda mi vida ha estado atravesada siempre por un hilo conductor, que es el siguiente: el cristianismo da alegría, ensancha los horizontes. En definitiva, una existencia vivida siempre y solamente ‘en contra de’ sería insoportable".

"La alegría simple, genuina, se ha tornado muy rara. La alegría está hoy en cierto modo cada vez más cargada de hipotecas morales e ideológicas. […]. El mundo no se convierte en algo mejor si está privado de la alegría, el mundo tiene necesidad de personas que descubran el bien, que sean capaces de experimentar alegría por ello y que de este modo reciban también el estímulo y el valor para hacer el bien", dijo más adelante el Papa.

"Tenemos necesidad de esa confianza originaria que en última instancia sólo puede darla la fe: que en definitiva el mundo es bueno, que Dios existe y es bueno. De aquí deriva también el coraje de la alegría, que a su vez se convierte en compromiso para que los demás puedan también alegrarse y recibir la buena noticia", añadió.

Además, destacó Monda, "para Benedicto XVI, alegría y humor están estrechamente conectados", tal como dijo en su ensayo de teología dogmática "El Dios de Jesucristo".

"Una de las reglas fundamentales para el discernimiento espiritual podría ser entonces la siguiente: donde falta la alegría, donde muere el humor, allí no está ni siquiera el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesucristo. Y por el contrario: la alegría es un signo de la gracia. Quien está profundamente sereno, quien ha sufrido sin por eso perder la alegría, ese no está lejos del Dios del Evangelio, del Espíritu de Dios, que es el Espíritu de la alegría eterna", escribió el Pontífice.

"La fe da alegría. Si Dios no está aquí, el mundo es una desolación, y todo se torna aburrido, cada cosa es totalmente insuficiente. […] El elemento constitutivo del cristianismo es la alegría. Alegría no en el sentido de una diversión superficial, cuyo fondo puede ser también la desesperación", afirmó también Benedicto XVI en "La sal de la tierra".

"Si el mundo vuelve la espalda a Dios, nos dice el Papa-teólogo y ex prefecto del ex Santo Oficio, no se condena a la mentira, a la blasfemia y ni tampoco a la herejía, sino al aburrimiento. Nos viene a la mente la frase de Clive S. Lewis, pronunciada cuando todavía no se había convertido del ateísmo al cristianismo: ‘Los cristianos están equivocados, pero todos los demás son aburridos’", finalizó Monda.

El artículo completo puede leerse en http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350221?sp=y