En su mensaje previo al rezo del Regina Caeli, en la Plaza de San Pedro, ante los miles de fieles reunidos, el Papa Benedicto XVI subrayó que el culto cristiano no es solamente una conmemoración de eventos pasados o una particular experiencia mística, sino esencialmente el encuentro con el Señor resucitado.
“A través de estos signos nosotros vivimos aquello que experimentaron los discípulos, o sea el hecho de ver a Jesús y al mismo tiempo de no reconocerlo; de tocar su cuerpo, un cuerpo verdadero, si bien libre de lazos terrenales”.
El Santo Padre remarcó la importancia de acercarnos a Jesús, “que vive en la dimensión de Dios, mas allá del tiempo y del espacio, y que sin embargo se hace realmente presente en medio a la comunidad, nos habla en las Sagradas Escrituras y parte para nosotros el Pan de vida eterna”.
Tras recordar la primera aparición de Jesús a los apóstoles en el cenáculo, Benedicto XVI señaló que “la celebración del Día del Señor es una prueba muy fuerte de la Resurrección de Cristo, porque solo un acontecimiento extraordinario e impresionante podía inducir a los primeros cristianos a iniciar un culto distinto con respecto al sábado hebreo”.
El Papa indicó la importancia de que en las dos apariciones del Señor a los apóstoles, Jesús repitió varias veces el saludo de la paz, convirtiendo un gesto tradicional en algo nuevo, un don que sólo Él puede dar.
“La paz que Jesús ofrece a sus amigos es el fruto del amor de Dios que lo ha llevado a morir sobre la cruz, a derramar toda su sangre, como Cordero manso y humilde, ‘lleno de gracia y de verdad’”.
Benedicto XVI pidió a los fieles que nos recibamos el don de la paz que nos ofrece Jesús y dejemos que colme nuestro corazón con su misericordia. “De esta manera, con la fuerza del Espíritu Santo, el Espíritu que ha resucitado a Cristo de los muertos, también nosotros podremos llevar a los otros estos dones pascuales”, concluyó.