El Arzobispo de Viena (Austria), Cardenal Christoph Schönborn ratifició en su cargo del consejo de una parroquia de esta ciudad al joven gay Florian Stangl de 26 años de edad, quien tiene registrada su unión con otro hombre.
La polémica decisión ha recibido el respaldo de varios sectores incluyendo al político y filósofo italiano Rocco Buttiglione, amigo del Papa Juan Pablo II que se hizo mundialmente conocido por ser destituido en la Unión Europea como Comisario de Justicia por defender posiciones de la Doctrina Social de la Iglesia.
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La elección de Stangl fue revertida inicialmente por el párroco Padre Gerhard Swierzek. Pero luego de reunirse largo rato y rezar con él y con su compañero el fin de semana del 31 de marzo, el Cardenal Schonborn decidió mantener al joven en el puesto para el que fue elegido.
El Austrian Independent informó el 10 de abril que el sacerdote buscó entonces que le asignaran otra parroquia, mientras que un vocero del Cardenal informó que debido a un viaje no iba a hacer ningún comentario al respecto hasta su regreso a Austria.
Sin embargo, en la Misa Crismal del 2 de abril, el Arzobispo de Viena se refirió a los desafíos pastorales de la Iglesia, incluyendo "a las cada vez mayor cantidad de personas que viven en uniones del mismo sexo".
El Purpurado dijo en aquella oportunidad que las enseñanzas de la Iglesia en material de sexualidad son parte del "plan maestro del Creador" en el que "la unión sexual solamente corresponde al orden de la creación cuanto está ligada al matrimonio entre un hombre y una mujer".
El Cardenal afirmó luego que muchos "no viven de acuerdo a ese plan maestro" tal vez porque "no se les ha presentado o enseñado como una posibilidad genuina" o porque "honestamente creen que simplemente son incapaces de seguir el plan maestro de Dios".
Por ello el Purpurado urgió a los sacerdotes a dedicarse nuevamente a comunicar la visión de la Iglesia sobre la sexualidad, a través de una aproximación que "no sea ni rigorista ni laxa, sino en la que la ley sea completamente la del amor".
"Para comprender y vivir el plan maestro del Creador, es importante volver a las normas una y otra vez, pero no es suficiente", precisó.
Para el Cardenal, "hay solo una forma de hacer esto, una forma que los discípulos de Jesús tuvieron la opción de aprender: conociendo mejor a Jesús, creciendo en amistad con Él. Solo una amistad vivida con Jesús puede insertarnos en un mejor entendimiento del corazón del plan maestro del Creador".
Un sacerdote que quiere ser un buen pastor, dijo "se enraíza en estas dos cosas: en la convicción de que el plan maestro de Dios es correcto… y en el amoroso y paciente camino en el que Jesús nos acerca a su amistad".
Sobre la decisión del Cardenal, Rocco Buttiglione, que también es miembro de la Pontificia Academia para las Ciencias, afirmó que "es fácil imaginar que esta decisión será ocasión de polémicas y también de malentendidos. Por ello y por la importancia del asunto, me parece justo tomar posición públicamente".
"Yo defiendo la decisión del Cardenal y digo que me parece que es una inteligente lectura pastoral de la posición de la Iglesia sobre los homosexuales y la homosexualidad. Para entenderla debemos partir de la distinción tradicional entre el que se equivoca y el error. Distinción que vale siempre, para cualquier pecador, para cada homosexual como para los otros, cada uno de nosotros".
En un artículo publicado el 6 de abril en el diario italiano Il Foglio, Buttiglione afirma además que "según la doctrina católica, la homosexualidad es un desorden moral objetivo grave. No me parece que el Cardenal Schönborn niegue esta verdad. El homosexual es un ser humano que Dios quiere salvar y por el cual Jesucristo ha derramado su propia sangre".
Con esta decisión, dice Buttiglione, el Cardenal "dice simplemente que el homosexual es un fiel pecador, uno que lucha por la fe y que necesita ayuda, con un diálogo discreto y amigable, para esta batalla. Ciertamente no puede ser admitido a los sacramentos, pero necesita ser invitado a participar en las funciones religiosas y en la vida de la parroquia".
Si bien la Iglesia Católica debe mantener su enseñanza sobre la homosexualidad, concluye, esta doctrina "no puede estar acompañada de una actitud humana cerrada o de hostilidad hacia los homosexuales. Esa, creo, es la lección que hemos recibido en estos días desde Viena".